Desde que Tu cara me suena le abrió las puertas del público familiar, Ana Morgade vive un momento "muy hermoso" en su carrera profesional. Hablamos de todos sus proyectos tras una mesa de debate en el FesTVal de Primavera en Albacete en la que charló junto a Manel Fuentes sobre cómo se gestan los programas como Tu cara... en Antena 3. "En esta última edición surgió una relación de piña muy especial, no era pantomima"

¿Repetirías en Tu cara me suena como en su día hizo Santiago Segura?
Yo encantada. Lo decíamos todos el día de la final: ¿dónde están las 18 galas que vienen ahora? Es completamente adictivo

Mesa sobre famosos fuera de onda... ¿Tú te lo pensaste mucho antes de aceptar participar?
Dije que sí muy rápido y luego me arrepentí tanto... Cada vez que subes en el ascensor te arrepientes. Es un momento terrible, sientes que estás como en el circo romano, oyes el fragor de la gente, ese ascensor solo va hacia arriba y no hay marcha atrás... Se te seca la boca, sudas... Pero luego sales y todo se te olvida.

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Quien pasa por Tu cara me suena suele tener más oportunidades después en Atresmedia. ¿Tú lo viste como un posible trampolín?
El chutazo de confianza que te genera este programa es alucinante. Además he aprendido mucho de mis compañeros, me han dado mogollón de trucos.

¿Te has quedado con la frase de Lolita, “cantas mejor de lo que crees”?
Lolita tiene razón, esa frase me la voy a bordar en un cojín, se ha convertido en una especie de lema vital maravilloso, “lo haces mejor de lo que crees”.

¿Has notado un salto a nivel de popularidad?
Totalmente. Yo venía mucho del mundo del late, que tiene un público de un perfil y una edad muy concretos; o de Zapeando, al final tenía relación con un público más joven. De pronto el mundo familiar se abre y te encuentras con un público que no te conocía de nada y de repente te viene: “Muy bien Nancy Sinatra” (risas).

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¿Crees que eso te ha abierto la puerta por ejemplo para presentar El club de la comedia?
Sí, siento que estoy en un momento muy hermoso en mi carrera. Siempre he trabajado mucho pero eso no es siempre garantía de resultados; tengo muchos compañeros con un gran talento que trabajan tanto o más que yo y no han tenido su oportunidad, y no saben si la tendrán, porque en ese sentido la televisión es muy caprichosa.

¿Te sientes la niña mimada de Atresmedia?
(Risas) Muy mimada, eso es verdad, me cuidan mucho y me tratan muy bien. Me siento muy en casa. He trabajado en muchos formatos en La Sexta, ahora también en Antena 3, estuve en su día en Neox... Me encuentro muy a gusto porque coinciden mucho con mi manera de entender la televisión.

¿En la tele se avanza más por escoger bien los proyectos que por talento puro?
Creo que las dos cosas tienen que estar; por mi bueno que seas, si no tienes detrás un formato que te encaje y funcione bien es muy difícil. En la tele hay una norma: no hay que creerse infalible. Nadie lo es. Hay tantos factores que en realidad es un milagro que las cosas funcionen.

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¿Cómo tienes tu calendario ahora mismo?
Yo me apunto a todo: en la lista de cosas para hacer tengo Tu cara me suena 5, Olmos y Robles si me llaman allá que voy...

La segunda temporada ya está confirmada.
Bueno eso dice twitter... Oficialmente sí, pero ahora queda que me quieran, que igual a Cata le abren un hostal en el pueblo de al lado y no me llaman. A mí me encantaría volver, la primera temporada fue estupenda. También tengo El club de la comedia, seguir con Zapeando y El hormiguero, con mi espectáculo de teatro, sigo en la radio... Estoy muy loca.

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¿Sientes responsabilidad por presentar El club de la comedia?
Muchísima. Como cómica, es un trabajo muy delicado. Siempre he ido como invitada a una casa de la que de repente soy la anfitriona. Espero conseguir que todos se sientan cómodos. Es un formato que está muy asentado y eso por un lado te da mucha tranquilidad pero por otro supone mucha presión, porque hay que estar a la altura, por ahí han pasado peces muy gordos.

¿Hasta dónde llega tu labor en el programa?
Por suerte tengo un equipo que se ocupa de casi todo, pero sí es verdad que luego tú tienes que dar la cara. Si de pronto un formato que funciona como este deja de hacerlo, evidentemente la pieza que estaba mal encajada eras tú.

¿Estás ya ensayando?
Ya estamos en ello, sí. Con reuniones, trabajando con el equipo de guión, vestuario, tomando decisiones de todas clases. Y tengo ya mi lista de los Reyes Magos porque tengo un montón de amigos que me encantaría que pasaran por allí.

¿A qué compañero de Tu cara me suena ves como monologuista?
¡Por favor, a todos! Hay cómicos evidentes y consagrados, qué te voy a decir de Edu Soto o de Silvia Abril, que son un descojone. Pero es que te vas de cena con Vicky Larraz y es un descubrimiento de mujer, superdivertida, te empieza a contar las historias de sus “cachorras”, que es como llama a sus hijas, y te mueres de la risa. Falete es un show, le pedía que no se sentara a mi lado en el sofá porque no podía aguantarme. Tiene esa gracia sevillana que no puede con ella. Ruth Lorenzo, tenías que verla ensayando las acrobacias de Pink: “Esto es muy fácil, lo único si vomito...”. O El Sevilla, que lleva toda la vida haciendo programas de humor. Todos tienen una vis cómica espectacular.

Siempre dicen de ti que has creado tu estilo propio. ¿Cómo lo definirías?
¡Uy! Completamente involuntario. Hay una frase que me gusta mucho del escritor Hernán Casciari: para saber cómo es tu estilo, cojo a la persona que más admiro e intento escribir igual que ella; todo lo que suena raro y no se parece, eso es mi estilo. Lo que te sale a tu pesar.

¿Sueles leer las críticas o comentarios que se escriben sobre ti? ¿Te afecta?
Con la prensa me llevo muy bien (risas). Y respecto a las redes, en ese sentido son un altavoz que puede ser peligroso: tanto los piropos desproporcionados como las críticas gratuitas en realidad vienen de gente que está o muy aburrida o muy triste, y eso no tienes que tomártelo como algo personal porque no es tu problema. También es cierto que dan la posibilidad a gente con la que normalmente no te podrías comunicar para que te digan cosas más serenas en los dos sentidos, y esas son a las que hay escuchar, aunque es difícil porque al que se oye más es al que grita. Pero sí que es interesante estar en contacto con la audiencia, a nosotros en Zapeando por ejemplo nos da la vida que los espectadores nos den el recado.

¿Hablas de esto con tu compañera Cristina Pedroche, que últimamente sí recibe muchos palos?
Sí, lo hablamos. Yo lo que intento es apartar las opiniones extremas, tanto por arriba como por abajo, ni te va bien creer que eres el mejor ni sirve de nada creer que eres el peor.

¿Ligas más desde que estás en la tele?
No, porque impones mucho. La gente te entra como a un animal salvaje. Yo siempre he llevado una vida muy normal, y sí notas que los desconocidos se te acercan como con miedo, pero yo sigo midiendo lo mismo, no araño... Me hace mucha gracia porque uno sigue normal pero fuera la gente se pone como tensa y en realidad somos gente la mar de normal.