Imanol Arias ha recibido el Premio especial Sant Jordi de Cinematografía de Radio Nacional por su trayectoria profesional en una Gala celebrada en la Antigua Fábrica Damm. La misma mañana en el Hotel Arts, el actor, que vino acompañado de su novia Irene Meritxell, explicó a los medios de comunicación la aparición de su nombre en “los papeles de Panamá”. Según el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), el actor creó una sociedad offshore en Niue, un país insular situado en el océano Pacífico Sur, detrás de la que vuelve a estar el despacho panameño Mossack Fonseca. Allí ubicó su sociedad Trekel Trading Limited el 12 de noviembre de 1998, momento en el que Imanol trabajaba en la serie de televisión Querido maestro, con un capital inicial de 50.000 dólares repartidos en 50.000 acciones, que se entregaron al portador en tres partes. Sin embargo, la sociedad fue registrada por un agente en Londres y solo estuvo activa desde 1998 hasta julio de 2000.
¿Cómo llevas el hecho de que tú nombre ha salido a la luz en los Papeles de Panamá?
Yo hace 18 años quise ahorrar un dinero y me ofrecieron una fórmula. Luego, como seguí trabajando continuamente vi que ese ahorro, ese pequeño depósito, no era necesario, no lo volvía a utilizar. Era dinero que estaba tributado, no era ilegal, y tampoco nunca tuve esa sensación.
¿Por qué crees que se ha destacado tu nombre?
No lo sé. El periodismo de investigación es necesario. Otra cosa es que la selección de los nombres sea más o menos sintomática. Uno tiene que responder y dar explicaciones: en mi caso esta profesión me ha dado mucho cariño del público y por lo tanto mucha responsabilidad, creo que me ponen a mí porque la gente me quiere y me conoce mucho, es una forma de dar ejemplo…
¿Tienes la sensación de que te han utilizado?
No, el periodismo de investigación no utiliza a nadie.
Hablemos del premio. Tu cumpleaños coincide casi con el día de Sant Jordi…
Así es, yo cumplo 60 el 26 de abril. Tengo mucho respeto por el premio porque es tres días mayor que yo. Dicen los sabios Chinos que cuando uno cumple 60 años, se cumplen los cinco ciclos de 12 años, que son todos los signos del horóscopo. Es un año de renacer y de pagar karmas, siempre que uno esté dispuesto, y de ser feliz por haber llegado hasta aquí.
Premio a toda una trayectoria profesional en el mundo del cine. ¿Qué significa este galardón para ti?
Siempre te vienen grandes porque tienes que compartirlo con mucha gente, con la que has trabajado, a la que has querido, de la que has aprendido… Tienen que darte ánimo para devolver todo lo que este trabajo te da, para trabajar como si fuera la primera vez. Los personajes que vas haciendo cada vez son más difíciles porque saben más, tienen más vida detrás y uno también está más desgastado, te pareces mucho a ti, siempre con la misma cara, los mismos ojos… Para hacer muchos personajes tienes que encontrar la forma de conectar, para mí es un ánimo que me da más fuerzas para continuar haciendo lo que amo.
¿A quién se lo dedicas?
A la gente que desde los once años me ha acompañado en este trabajo. Gente me ha enseñado, gente con la que he convivido, trabajado, a los directores que me han escogido, a las actrices que me han entendido y se han hecho mis amigas y compañeras.
Te han dado ya diez premios por tu trayectoria, no eres tan mayor…
He oído muchas cosas sobre los premios, que te idiotizan, te debilitan… Todo tiene una pequeña parte de verdad. Muchos premios a toda una vida pueden demostrar que ya no eres el actor que quisieras ser, sino el que todo el mundo quiere que seas, por lo tanto eres peor actor, pero no hay un canon fijo, todo es muy relativo. En realidad, uno lo que piensa es que pasa el tiempo y estos premios llegaron con los años. A medida que uno se hace mayor va quedando menos gente y ahora los dan más pronto para que puedan llegar a quien le toca.
¿Todavía tienes mucho que ofrecer?
A mí me sigue gustando mucho mi trabajo, no estoy cansado ni quiero retirarme, por lo tanto pasando las vicisitudes que he ido pasando a lo largo de mi edad, espero seguir en este trabajo. He tenido la suerte de tener un trabajo fijo y continuado a lo largo de quince años algo muy raro en estas edades y es algo que lejos de cansarme me ha dado agilidad para trabajar.
¿Con qué personaje te quedas?
El Lute fue una película muy importante porque era con Aranda. De las cinco películas que hice con él, pude abarcar todos los registros diferentes. Primero me contrató para hacer de galán en Tiempo de Silencio y El Lute fue el personaje más alejado que podía hacer respecto a mí. También recuerdo a Almodóvar, a Uribe… He vivido la década de los 80 y 90 en la que había un cine muy potente con mucha representación internacional y muy comprometido.
Estos premios te hacen reflexionar: ¿te acuerdas de algún episodio malo de tu carrera?
Sí, hay un momento que uno tiene que ser persona y las responsabilidades de tu vida hacen que tengas también algún trabajo alimenticio. No es importante pero uno se lo toma muy mal cuando pasa. Películas que piensas que no deberías haber hecho pero necesitas hacer y al final no salen bien. Luego me machaqué mucho, empecé con el teatro y hace muchos años que no hago, eso es algo que me reprocho. Me gustaría un día atreverme a volver y a paralizarlo todo. Y si no puedo, me mataré a trabajar e intentaré compaginarlo, pero quiero volver a disfrutar del teatro.
Tú hijo Daniel participó en Anacleto, ¿te gustaría que siguiera tus pasos?
No tengo mucha conciencia de ello, no vengo de una familia de actores, aunque soy consciente de que se podría producir a partir de ahora, tiene una edad muy temprana y tiene que dedicarse a estudiar, el destino ha hecho que esta sea una etapa muy dura para ellos, los machacan a deberes… Por ahora solamente le divierte la idea, prefiere disfrutar como espectador de las películas para su edad.
