Mario Casas, 30 años de vida en 15 ‘flashes’: “Estoy en un momento reflexivo”

Mario Casas protagoniza junto a Antonio Banderas Los 33: una historia de esperanza, una cinta que llega a España directamente a DVD y plataforma digitales y en cuya presentación aprovechamos para hacer balance de su carrera y comentar un futuro que le ilusiona especialmente.

En 2010 todas las miradas del mundo apuntaron a Chile y a esos 33 mineros que quedaron enterrados con vida. ¿El tesón y el coraje del ser humano pueden con casi todo?
Sí. Los 33 es una historia de esperanza porque el ser humano no pierde la fuerza hasta que está al uno por ciento del final. Es el instinto de supervivencia. Alguno de esos 33 mineros perdió la fe en los 69 días que estuvieron enterrados, pero siguieron luchando para sobrevivir.

En el filme se habla de las familias de los mineros, inasequibles al desaliento. ¿Das importancia a la tuya?
Valoro a la familia, la esperanza, la compasión, el coraje, la amistad, la felicidad, el amor…Todo va junto si eres persona de principios. Ese querer y que te quieran forma parte de mis raíces. Mis padres me han guiado hasta hace bien poco, cuando ya he podido aprender a caminar solo. Sus consejos, los valores que me han transmitido me han hecho el 80 o el 90 por ciento de quien soy. Siempre están cerca, son los que me conocen perfectamente, saben quién soy y me aconsejan lo mejor, lejos de la exposición mediática que conlleva mi profesión de actor.

¿Cuando eras un niño ya disfrutabas actuando?
De pequeño me entusiasmaba el cine, sentía una atracción especial hacia la actuación, de la misma forma que unos le dan a la raqueta o corren detrás de una pelota de fútbol. En las fiestas de fin de curso disfrutaba imitando a Cruz y Raya, haciendo sketches con mi mejor amigo delante de todo el colegio. Mis padres sabían que me gustaba y lo potenciaron y me ayudaron emocional y económicamente a partir de los 17 ó 18 años. De hecho, vivía en Barcelona con ellos y me mandaron a Madrid porque era el eje del mundo del espectáculo.

Tienes tres hermanos menores. ¿Sheila y Christian, el tercero, son tus mánagers?
Sheila, la que me sigue, hizo publicidad y ahora es una súper abogada, que dejó el bufete de Marcos García Montes para convertirse en mi mánager. Christian, el tercero, ha participado en varias series y ha hecho la película En apatía secuelas del odio”, ha estudiado Economía y ahora es el que lleva las cuestiones financieras de la empresa. Y Óscar, el pequeño, acaba de cumplir 18 años, ha estudiado tres años en Irlanda y sale en Águila Roja.

¿Te exigieron que estudiases al mismo tiempo que te buscabas un hueco como actor un oficio o que fueras a la Universidad?
De adolescente pasé períodos en los que no tenía claro qué quería hacer ni qué estudiar. Unas veces sacaba buenas notas y otras no tan buenas, pero tenía claro que quería interpretar y me movía en castings para hacer cine y publicidad. Mis padres me aconsejaron que estuviese uno o dos años en Madrid, intentase introducirme en este mundo y si no tenía éxito, podía volver a casa sin problemas y seguir estudiando.

Pero la suerte te sonrió y entraste en televisión en la serie SMS e hiciste la película El camino de los ingleses dirigida por Antonio Banderas.
Y casualidades de la vida, me lo encuentro diez años después en Los 33, trabajando los dos como actores. ¡Me hizo mucha ilusión! Rodamos en Colombia, pero la película es en inglés, así que estuve con un coach trabajando el personaje y el idioma. Antonio hace de Mario Sepúlveda, el portavoz de los mineros y yo soy el mecánico Álex Vega.

En esta película y en Ismael, se habla de las segundas oportunidades que tiene el ser humano. ¿Crees en eso?
Las personas siempre podemos aprender de nuestros errores. Primero hemos de ser conscientes de lo que hemos hecho mal y después hay que tener ganas de madurar y de aprender para no tropezar en la misma piedra. Luchar y tener dos, tres o cinco oportunidades va implícito en la genética humana. Forma parte de la vida misma.

En Palmeras en la nieve, una preciosa película de amor del director Fernando González Molina, encontraste el amor de Berta Vázquez. ¿En qué punto vital estás con 30 años?
Muy bien, estoy feliz, sano y muy contento a todos los niveles, personal y profesional. Con la edad, me voy conociendo mejor, tengo las cosas más claras y por eso llevo unos meses  replanteándome hacia dónde ir. Cuando eres más joven tienes una manera de vivir más inconsciente, pero ahora estoy muy bien, en un momento bonito en mi vida y más reflexivo, madurando.

Has rodado Contratiempo, un thriller de Oriol Paulo y El Bar, la nueva película de Álex de la iglesia.
Contratiempo se trata de un exitoso empresario, acusado de asesinato, que contrata los servicios de la mejor preparadora de testigos  del país, para que le libre de la cárcel. Se estrena el 6 de enero del 2017, pero el mes próximo empiezo con la promoción de esa película en la que trabajo con José Coronado, Bárbara Lennie y Ana Wagener. Y El bar es una película que habla de un grupo de personas que desayuna en un café en el centro de Madrid y que al salir por la puerta uno de ellos recibe un disparo en la cabeza. Ya nadie puede salir del bar porque están atrapados.

Desde la etapa de Mentiras y gordas o Fuga de cerebros  has hecho papeles más maduros como Grupo 7 o La mula… ¿Te tienta hacer alguna película de acción o de súper héroes?
Yo soy intenso, también en mi vida personal, lo vivo todo a 200 por hora, me hace sentirme vivo y supongo que eso se lo inyecto a los personajes, pero como te digo, estoy en un momento más reflexivo. Soy fan y consumista de Los Vengadores, de Marvel, de Escuadrón Suicida, pero me veo más en películas tipo Jason Bourne.

Estás planeando dirigir una película. ¿Has visto Tarde para la ira, el debut de Raúl Arévalo?
Es una primera película fantástica. Se le nota que es un estupendo director de actores y eso le va a dar la oportunidad de hacer muchas películas más. Ojalá llame a sus compis en las siguientes. Yo no me lo pensaría. (risas)

La gente que trabaja contigo destaca tu esfuerzo, constancia y pasión por tu trabajo. ¿De quién has heredado esas cualidades?
Físicamente y por mi creatividad, mis miedos y mis inseguridades, me parezco a mi madre. Pero la pasión y la constancia son de mi padre. Él es constructor y sabe que si trabaja obtendrá recompensa. Lo más interesante de nuestra profesión es que estás constantemente jugando, haciendo cosas diferentes y tienes que ser como un niño y mantener ese espíritu juguetón.