Tiene una voz grave e inconfundible. Nancho Novo es un gallego con acento de Madrid, supersticioso y a quien le gusta tocar varios palos a la vez. Lo vemos en Amar es para siempre y Sé quién eres y además es miembro de una banda de rock, escribe libros, dirige microteatro… Y a los 58 años ha tenido su segundo hijo.

¿Tienes un pasado culpable como tu personaje de la novela?
Una vez rechacé una película buena porque me había comprometido con otra que luego resultó regular, pero en realidad no me arrepiento de nada porque todo lo que he hecho me ha conducido a lo que soy. No podía ni soñar que llegaría hasta aquí.

En Sé quién eres encarnas a un padre sufridor.
He disfrutado mucho con ese drama emocional. Últimamente hacia mucha comedia y tener un papel tan excesivamente dramático me ha puesto a tono para afrontar otros registros.

Después de 14 años como El cavernícola en teatro, has dedicado el libro El cibernícola a tu hijo. ¿Con humor se puede dar caña?
Es el excipiente necesario para incluir los mensajes que queremos dar. Es una obra feminista, aboga para que el hombre intente estar a la altura de la mujer. Un éxito así en la escena es algo tan difícil de encontrar que hay que explotarlo.

¿Aspiras a volver al cine?
Lo he dejado abandonado por el teatro y sí, me gustaría interpretar algún papel con enjundia.

Ibas para médico pero te rajaste después de cinco años de carrera.
En 1975 solo podías estudiar Arte Dramático en Madrid o Barcelona y yo vivía en A Coruña. Era una profesión mal vista y traumática para la familia. Así empecé Medicina, pero quería ser actor.

¿Es verdad que salvaste la vida a una mujer que sufrió un infarto?
Mi padre decía: “Ay dios mío, cinco años de carrera desperdiciados. ¡Cuánto tiempo y cuánto dinero!”. Cuando sucedió aquello le dije: “Ves, me han servido para devolverle la vida a una persona”.

Y trabajaste como payaso.
Desde pequeñito era mi sueño. Animé fiestas infantiles y actué con Teresa Rabal. Me siento orgulloso de ello.

Y tienes tu propia banda de música, Los castigados sin postre.
Viene de una vivencia recurrente de niño. Era mal comedor y me decían: “Si no te comes las lentejas, no hay postre”. Compongo y toco rock desde hace 22 años.

Has sido padre tardío.
Me obliga a rejuvenecerme y a estar en forma (risas). Por ellos lo doy todo [tiene un hijo de 3 años y otra de uno].

¿Alguien te llama por tu auténtico nombre, Venancio Manuel Jesús?
Soy Nancho desde niño, pero mis amigos me llaman Venancio como mote. Cuando era melenudo yo mismo me puse Veni Venéreo.

Tienes fama de tímido. ¿Con los años consigues relajarte?
Ser conocido me ha servido de terapia, me ha hecho sentirme más seguro. Pero sufro una timidez extrema.

¿Alguna manía?
Todas. No paso bajo una escalera. Me pongo de mala leche si veo a alguien de amarillo en el patio de butacas. Y si un gato negro se me cruza de derecha a izquierda, soy capaz de dar la vuelta a la ciudad para volver al mismo punto.

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DE UN SORBO
¿Te gusta el café? Después de comer me tomo uno. Desayuno poco y mal, lo que pillo.
¿Te levantas de buen café? No me cuesta desde que tengo perro; se llama Socio.
¿A quién invitarías a desayunar? Al escritor de ciencia ficción Philip K. Dick, en cuya obra se basó Ridley Scott para crear Blade Runner.
Y no darías ni agua a… Al 90 por ciento de nuestros políticos.
Recomiéndanos un buen libro. Una novela mía, Despertar. De todo lo que he creado es de lo que más orgulloso me siento.
Un deseo. Que mi niña tenga una vida feliz, como la de su hermano.