Cumples 20 años delante de la pequeña pantalla, primero en Tele 5 y después en Cuatro. ¿Te consideras una pionera?
¡Qué va! Las pioneras fueron las grandes periodistas que se sentaron por primera vez para presentar un telediario.
¿Qué ha cambiado de la tele en estos 20 años en antena?
Se han dado unos cambios tecnológicos brutales. Antes teníamos una sola tele en casa y sin mando a distancia; ni siquiera había tele por las mañanas. Ahora se ve a la carta porque hay un aparato en cada habitación, sea televisión, ordenador o tableta.
Tienes 45 años. ¿Te pesa la edad más que a las que no aparecen en pantalla?
En Mediaset, si haces una media de las presentadoras hablando de programas, yo sería de las más jóvenes. Ana Rosa, Teresa Campos... la excepción aquí de presentadoras son las mujeres más jóvenes. Me parece muy bien, y estoy muy orgullosa de eso. Lo que importa es la profesionalidad, cómo cuentas las cosas, lo que transmites, no tu aspecto físico.
¿Es cierto que temiste ser despedida cuando Juan Pedro Valentín y Pedro Piqueras te ofrecieron el informativo diario de Cuatro?
Es que me llamaron los dos súper jefes de informativos, a su despacho y me dijeron: "cierra la puerta". Pensé, algo gordo pasa y como soy una agonías, supuse lo peor. Luego me dio un subidón. Cuando les comenté lo que pensaba, se rieron de mí.
Te han otorgado el premio Feminismo Rosa Manzano, que entrega el Partido Socialista y el de la lucha contra la violencia machista que da el Consejo General del Poder Judicial. ¿Vas a seguir en la brecha?
Por supuesto. Lo normal es ser feminista. Es como si le preguntamos a alguien si se declara a favor de los Derechos Humanos. El feminismo no es lo opuesto al machismo sino una reivindicación de que hombres y mujeres tengamos las mismas oportunidades.
¿Alguna vez te han acosado en el trabajo?
No. He tenido mucha suerte, la verdad. Pero sí en mi vida personal, como a todas las mujeres, desde el exhibicionista que se ponía a las puertas del instituto hasta tener que soportar esas frases de pésimo gusto mal llamadas piropos. Si eres joven, pasas miedo, porque no tienes recursos ni educación feminista, pero sabiendo lo que sé ahora, hay que plantarles cara.
Existe el miedo a perder el trabajo…
Sí, Muchas mujeres temen quedarse en el paro si denuncian acoso laboral.
Tu pasión por la lectura se ha traducido en pasión por escribir. Tu nueva novela, La química del odio, recupera a Ana Arén como protagonista.
Estoy muy contenta, pero llevo unos días durmiendo cuatro horas porque estoy repasando todas las tramas y puliéndola para que la novela salga en junio. Es la segunda parte de No soy un monstruo.
Si la primera novela iba del monstruo que todos llevamos dentro, ¿esta segunda habla de odio?
Sí, del odio que todos somos capaces de sentir, hasta el ser más bueno del mundo.
¿Estás contenta de que Mediaset haya elegido No soy un monstruo para llevarlo a la pantalla?
Es maravilloso. Una novela que escribí para mí, como un experimento, porque nunca había escrito ficción y que se convierta en película…
Tienes dos hijas de 6 y 4 años. ¿Cómo concilias? Tu marido, el cámara de televisión Bernabé Domínguez, ¿practica la igualdad?
No nos entenderíamos si no fuera así. Mi marido pone más lavadoras que yo, por ejemplo, pero también depende del horario que tenemos cada uno. Nos repartimos las tareas dependiendo de quién puede hacerlo en ese momento.
¿Has descubierto algo nuevo desde que eres madre?
He descubierto que veo el mundo de otra manera y también me han aparecido los miedos irracionales a que pueda pasar algo a mis hijas. Pero al tiempo descubres la felicidad. El mejor momento es cuando me acuesto en la cama de mis hijas, apagamos la luz y nos contamos lo que ha pasado ese día. ¡Nos reímos tanto!
¿Qué haces cuando no trabajas?
Tengo poco tiempo, porque con los informativos diarios, escribiendo, la promoción de la novela, mis colaboraciones en prensa y mis hijas….Pero me gusta la cocina. Mi marido y yo hemos hecho un curso para hacer pan en casa.
