Jordi Évole entrevista a Rafael Vera, uno de los máximos responsables de la seguridad del Estado entre 1982 y 1994, condenado en 1998 por el secuestro de Segundo Marey y malversación de fondos públicos.

El origen de la organización, el uso de fondos reservados, quién ordenaba o conocía las acciones dentro del gobierno son preguntas que aparecen en la conversación. Vera también responde sobre acciones atribuidas a los GAL mientras él tubo responsabilidades en el Ministerio del Interior, como el asesinato del etarra Mikel Goikoetxea, Txapela o el secuestro de Segundo Marey.

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Ante la pregunta de si la creación de los GAL fue un error, Vera recuerda que el escenario era de “guerra abierta en la que cometieron barbaridades los dos bandos” y que en ese escenario “cuesta decir qué es un error y qué no”. Sí admite que ponerle un nombre fue un error porque “poner un nombre es poner una marca”.

Vera admite tener “algunas responsabilidades por mantener una actitud pasiva frente a algunas cosas”, pero que siempre ha dado la cara “para dar cobertura a los que estaban por debajo de mí”. Sin embargo, no cree que deba pedir perdón a las víctimas: “Yo no he causado las víctimas de los GAL, no me corresponde pedir perdón”.