Pablo ya ha pasado 48 horas en Cofrentes y ha conocido a varios de sus vecinos. Pero, de un día para otro, el pueblo experimenta una transformación total porque empiezan las fiestas: por fin llega la esperada Maderada.
Pablo vivirá las fiestas como un cofrentino más: beberá zurracapote, subirá en una balsa con Polo y Jesús para participar en la Maderada, se convertirá en un caballero medieval y junto con Boro tendrá el honor de encender una mascletá de primer nivel.
El paisano vivirá intensamente las fiestas y, cuando termine todo el ajetreo, todavía le quedará tiempo para conocer a Mayka y la historia de su infancia, descubrir el interesante y peligroso mundo de los bonsáis y sorprenderse con Felipe y su curioso rock del barrancazo.
Después de este tercer día en tierras cofrentinas Pablo volverá de nuevo al teatro del pueblo para hacer un monólogo en el que relatará de una manera divertida y amena lo vivido durante las fiestas de este pueblo valenciano.
