El reportaje configura un retrato de la Rusia de Putin a través de más de 25 entrevistas. Desde una estudiante de la Universidad del Lejano Oriente en Vladivostok a una cantante de ópera en San Petersburgo, pasando por un boxeador en Chechenia, un entrenador de judo a orillas del lago Baikal o un sacerdote ortodoxo en un pueblo de Siberia. Todos ven en Putin el líder que el país necesita.
Algunos de los argumentos favorables a Putin se repiten en todo el país: su pasado en el KGB, su defensa de los valores tradicionales y sus esfuerzos por devolver el orgullo a una patria sumida en la depresión después de la caída de la Unión Soviética. Sobre todo, destaca su política exterior: las intervenciones en Crimea, el este de Ucrania o Siria son compartidas incluso por detractores del presidente.
El reportaje trata de analizar el contraste que hay entre este apoyo cada vez mayor y la mala imagen que Putin cosecha en los países occidentales. El viaje incluye una parada en Chechenia, un caso paradójico y paradigmático. Putin ordenó bombardear esta república del Cáucaso a finales de los años 90. Quedó completamente arrasada pero hoy más del 90% de sus ciudadanos votan a Putin.