Eguía, turbado tras contarle a Paula que ha descubierto su verdadera identidad y convencido por Enrique para mantenerlo en secreto, confronta sus dudas con Lalo. Lejos de resolver su situación, se entera de que Lidia y Fernando también están al tanto de que Paula es una impostora, lo que le lleva a replantearse cuál es la verdad que están ocultando todos.
Por su parte, tras ver la tumba de su hija, Lidia no puede soportar la culpa de ser la causante de la tragedia. A pesar de todo, intentará seguir adelante con su papel de madre feliz tras el regreso de su supuesta hija, pero, aunque Paula se esfuerza, no logra olvidarse de que es una impostora. Los remordimientos la llevarán a acudir a la policía a confesar lo que sabe, pero Eguía y Lalo intentarán evitarlo a toda costa.
Para Paula, el distanciamiento de Eguía y la frialdad de su madre suponen una amenaza en su empeño de seguir en la familia, aunque el verdadero peligro llegará del pasado: Petrov, el peligroso ruso al que Paula traicionó, ha salido de prisión.
