En el imaginario colectivo está la dulce imagen de una jovencita de ropas ajadas y familiares perversos que se veía obligada a realizar las tareas de la casa con la ayuda de sus amigos los animales, especialmente de unos simpáticos ratoncillos. Esa representación de la Cenicienta de Disney está casi más grabada en nuestras retinas que la propia del cuento popular cuya versión más extendida es la de Charles Perrault.
Es precisamente la factoría del ratón la que decidió hace unos años ir haciendo adaptaciones a acción real de sus mejores y más conocidos títulos clásicos. Entre ellos, la figura de Cenicienta no podía faltar.
Cenicienta en esta versión de Kenneth Branagh será la joven Ella (Lily James, Mamma Mia! Una y otra vez) cuyo padre, un próspero comerciante, vuelve a casarse tras enviudar. Para agradarle, acoge con cariño a su madrastra (Cate Blanchett, Blue Jasmine) y a sus hijas (Holliday Grainger y Sophie McShera). Pero, cuando su padre muere inesperadamente, la joven queda a merced de unas mujeres celosas y malvadas que la convierten en sirvienta y la relegan a la cocina. Pero, a pesar de la crueldad con la que la tratan, está dispuesta a cumplir las últimas palabras de su madre que le dijo que debía "ser valiente y amable".
Su oportunidad para ser feliz llega de la mano de una Helena Bonham Carter convertida en una dulce y particular hada madrina que servirá de trampolín para esta actualizada Cenicienta hacia su destino, el encantador y guapísimo príncipe azul, interpretado por Richard Madden (Los Medici), Robb Stark en Juego de Tronos.
Cinderella. EE.UU., 2015. Romance. 112 min. Dir.: Kenneth Branagh. Int.: Lily James, Cate Blanchett, Helena Bonham Carter, Richard Madden.
