Después de 18 años como periodista, esta abonada del Espanyol afronta su primera final de Champions, en Milán, adonde llega mañana. Allí, Susana Guasch se cruzará con su marido, Carlos Vanaclocha, de la Cope: “Ni lo veré, porque él hace El partido de las 12, el viernes; nos encontraremos el sábado, ya en Madrid”.
Mójate: ¿cuál llega como favorito?
Ninguno. Desde octavos con el PSV, el Atlético huele a campeón; pero el Madrid es una bestia en las finales. Espero que se decida en los penaltis; me pone la tensión hasta el final.
Como la de Lisboa 2014…
La vi en la tele. Ramos metió el gol mientras daba de mamar a mi hijo. Nunca lo olvidaré.
¿Y tú, cómo afrontas el duelo?
Final entre españoles, a pie de campo… ¡Será de una emoción brutal! Me alegraré por el que gane; el que pierda, me apenará.
¿Es el mayor evento de tu carrera?
Creo que sí. Me faltan unos JJ.OO., que según mi padre [el periodista Tomás Guasch] es lo mejor que hay. Pero yo soy muy futbolera y la Champions es lo más grande que hay.
¿Quién apunta a estrella?
Los porteros, Navas y Oblak, que deben parar los ‘arreones’; y, claro, Cristiano y Griezmann.
Para entrevistar te gustan…
Los que dicen lo que piensan, con el corazón; del Atlético, Filipe Luis y Simeone; del Madrid, Ronaldo, porque no busca quedar bien.
La pasión futbolera te viene…
Lo mamé desde niña, por mi padre y mi hermano: veía partidos en vez de dibujos.
¿Y de ahí al periodismo?
Pensé en ser veterinaria porque me encantan los animales, pero lo descarté porque veo sangre y me mareo. Mi padre no quería que siguiera su oficio porque sabe lo que se sufre; son muchas horas mal pagadas… pero no le hice caso, y ahora también está feliz.
¿Te ves fuera del deporte?
Nunca se sabe. Colaboro en Muy en serie, de Atreseries, y me está encantando. Soy fan de Vis a vis.
¿Y después de esta final?
Salvo que cubramos torneos de verano, iré de vacaciones a Barcelona y Menorca, que el 9 de agosto llega la Supercopa.
De nuevo entre españoles, tras ganar el Sevilla la Europa Liga… ¿Vencerá La Roja en esta Euro?
Desde hace tres años nuestros clubes ganan todas las finales, y, de vencer en Francia, el país se pondría patas arriba.
