Asegura que su objetivo principal en el programa era vivir la experiencia y que ahora solo quiere es seguir con su vida normal: “No quiero estar dos semanas dando entrevistas”. Rakel Cernicharo nos descubre los entresijos de la cuarta edición Top Chef y nos adelanta qué planes tiene tras su victoria.

¿En qué crees que fuiste mejor en la final?
En la elección de los platos. Creo que fueron arriesgadas, había muchísimas elaboraciones y creatividad, los platos son míos, hasta la última cosa, me los inventé los cree y los compuse yo.

Con tanta competencia como ha habido, ¿te veías ganadora?
Nunca me he visto ganadora, porque cuando vas a un concurso tienes que estar más pendiente de concursar bien que de ganar, ganar es la recompensa.

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Tu compañera Melissa digo: ‘Si Rakel reconoce mi plato, le echo veneno’. ¿Cómo te lo tomas?
Quiero pensar que era una broma, y si no pues ya tiene dos cosas.... El honor y la diferencia entre personas es que en su día perdoné todo lo que pudo pasar.

¿Lo hablaste con ella luego?
Tampoco le pedí explicaciones. Ella es muy competidora y ella misma reculó después, me pidió disculpas.

¿Mantienes el contacto con algunos de tus compañeros?
Sí. Con Richard, con Marcano y no os voy a mentir, con Melissa de vez en cuando. Ayer me llamó, no se lo pude coger, pero me llamaría para darme la enhorabuena.

¿Qué valoración haces de tu paso por el programa? Porque las primeras semanas decías que no estabas cómoda…
Claro, nada cómoda porque sales de tu cocina donde tienes a dos, tres, cuatro o cinco a los que les dar órdenes y, de repente, estás con un montón de cocineros como tú, acostumbrarnos a dar órdenes también, con mucho ego y en una cocina que no conoces. Tener que lidiar eso es muy duro. Pero justo se ha acabado cuando me encontraba mejor, ahora seguiría un poquito más.

¿Ganan los momentos buenos a los malos?
(Duda)... Ganan los buenos porque yo he querido que ganasen los buenos. Es un concurso, una competición de cocina y encontrar momentos buenos en un programa tan duro es muy difícil, hay que tenerlo claro. He aprendido que no me importa llorar, a decir que me he equivocado y a confiar más en mí.

Se ha criticado mucho a Víctor y a su hija por la actitud que tuvieron contigo en la final. ¿Te has sentido menospreciada por ellos?
Hay que diferenciar entre Victor y su hija. No quiero meterla en el mismo saco pero los hijos aprenden de los padres, con eso te lo digo todo. Su hija es maravillosa y sus padres son también maravillosos.

¿El único malo es Víctor?
La Rusa (su mujer) también tiene mucha mala leche. Para mi gusto no ha sido muy inteligente y debería hacerse una cura de humildad. Todo lo que pasó, pasó y todo lo que dijo, lo dijo. Sé humilde y acepta que una mujer de 32 años de metro y medio, que no tiene ningún reconocimiento y que lleva diez años en un restaurante sin que nadie la conozca puede ganarte.

Con la tensión y broncas que ha habido, ¿se puede decir que en Top Chef no se pueden hacer amigos?
Depende (risas). Richard y Marcano son otra línea. Se puede ser concursante y estratega, porque Richard era estratega, pero es buena persona, es buen cocinero. Y Marcano era un buen tio.

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¿Cómo es en realidad Alberto Chicote?
Una maravillosa persona. Chicote, además de ser un profesional como la copa de un pino, es como se le ve por dentro y por fuera, y es un cabronazo con un grandísimo corazón, es un crack.

¿Un cabronazo con grandísimo corazón?
Un tío con carácter, que tiene las cosas claras y al que no le importa decirte las cosas a la cara aún jugándose un guantazo. Tuvo cero favoritismos y siempre ha sido muy respetuoso.

¿Seguías Pesadilla en la cocina?
Sí, él es un monstruo televisivo.

¿Hubieras sido más dura que él?
Hay sitios a los que hubiera llegado y los habría cerrado directamente (risas).

Podrías ser su sustituta entonces…
Tranquilamente. Y los pondría más nerviosos porque sería una mujer la que les vendría a decir eso. Soy la versión femenina de Chicote (risas).

¿Qué se siente al ganar a una estrella Michelín?
Ni realza la victoria ni le da más morbo, simplemente gano igual, me va a cambiar la vida igual. Ganar Top Chef te cambia la vida.

¿Qué es lo primero que vas a hacer ahora?
Quiero trabajar y que me dejen trabajar, no quiero estar dos semanas con entrevistas. Encima sé que todos tienen la ansiedad ir a mi restaurante para comer y criticar.

¿Has pensado algún plato especial para celebrar el triunfo?
De momento he pensado sacar un menú conmemoración de Top Chef, con los platos que más me han gustado.

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¿Quién ha sido tu favorito de esta edición?
Si me tuviera que quedar con el buen gusto elegiría a Richard o a Marcano. Es admirable la trayectoria que tiene Melissa sin haber estudiado.

Top Chef será un pelotazo para tu restaurante.
No era mi intención, pero estamos desbordados.

¿Te presentaste al programa buscando esto?
Yo no, pero sé que mis compañeros sí. Vamos a ser sinceros: la tele es así. Yo iba a vivir una experiencia, llevaba 10 años trabajando con lista de espera en el restaurante y los fines de semana estábamos saturados.

¿Y si antes tenías lista de espera qué va a pasar ahora?
No sabemos cómo gestionarlo, tenemos a una persona constantemente al teléfono porque se nos colapsan las líneas.

¿Vas a abrir otro restaurante?
No, me voy a quedar con mi Karak hasta que decida retirarme a vivir la vida de otra manera.

¿Cómo llega una chica de 22 años a abrir su propio resturante?
Empecé a vivir sola muy temprano, a trabajar en la hostelería a los 14 años, fallecieron mis padres, tuve una pensión de orfandad, la ahorré, seguí trabajando y pasaba por el local muy a menudo. Lo dueños se iban y quería 6000 euros por el local, 2000 de fianza y otros 2000 de alquiler. Al año lo compré. Sabía que me quería dedicarme a esto.

¿Qué recetas has incluido en tu libro?
Las del programa y un par de ellas que son oro… ¡Se las regalo a la humanidad! (risas)