¿Cómo llevas el adiós de Cámbiame?
Me da pena y tengo muchas emociones encontradas. Estoy triste, pero si no nos quieren ver, hay que terminar.
¿Hay alguna razón?
Nos ha perjudicado mucho el procés catalan y los movimientos que ello provocó en las cadenas.
Últimamente había muchos conflictos en el programa.
No quiero peleas en mi vida; me pueden llamar cobarde o miedosa, pero esas cosas no me hacen feliz.
Diste la cara por Natalia frente a Pelayo.
Solo le mande un beso por redes sociales. Sigo siendo amiga de ella.
¿Has llorado mucho?
Mucho y por muchas razones. Me gusta llorar por cosas buenas y cuando tengo un conflicto con alguien, no quiero llorar ni disgustarme.
¿Entiendes que Fiona Ferrer se fuera?
No se fue. Sé que querían contar con ella, porque es megaválida y lo hace genial, pero lo que pasó es que cambiaron las cosas.
¿Qué te ha dado Cámbiame y qué le has dado al programa?
Dinero, popularidad, acercarme a mundos que no eran los míos y llegar a casa diciendo qué afortunada soy. Y yo le he regalado verdad.
¿Podrás vivir sin la tele?
No lo sé, pero me encantaría tener un programa de entrevistas y charlar a mi manera. Ahí lo dejo (risas).
Como responsable de vestuario en muchas películas y series, ¿de qué estás más orgullosa?
Lo próximo es Superlópez. Pero me ha encantado vestir a Maribel Verdú, por ejemplo.
¿Qué tal en Apaches?
¡Qué maravilla que sepas las cosas que hago! Fue una serie dura, pero el resultado fue creíble y muy bueno. Es más fácil hacer época que los años 80, 90…
Proyectos…
Estoy con Élite, una serie de Netflix, y con la próxima película de María Ripoll.
¿Sería posible que volviera Supermodelo?
Creo que es un formato que tendría que volver.
¿Vistes a tu novio?
Sí, se deja. Pero yo no quiero cambiar a nadie porque no quiero que nadie me cambie a mí.