En sus años de estudiante de Periodismo nunca imaginó que haría su sueño realidad: contar historias y noticias en directo. Habitualmente en el matinal informativo de Antena 3 y, ahora, como sustituta por segunda vez de Susanna Griso, en Espejo público. A Lorena García, embarazada de cinco meses y medio, no le supone ningún problema levantarse a las cinco de la mañana todos los días para ponerse al frente de este intenso magazine.

¿Cómo valoras tu labor al frente del programa?
Está siendo un gran reto desde el primer momento que me lo propusieron. Ya había estado en Semana Santa. Es apasionante y estoy encantada. Además, me siento muy arropada por el equipo, que funciona muy bien. Tengo que estar cuatro horas en permanente atención, pero es lo que a mí más me gusta y me motiva.

¿No has tenido vacaciones?
Sí. Estuve tres semanas antes de que empezara el programa. Y lo llevo fenomenal.

¿Hasta cuándo estarás?
Hasta el 31 de agosto, que volveré al matinal, y lo que me permita el embarazo. Salgo de cuentas a mediados de diciembre, y partir de ese momento, el ritmo lo marcará totalmente el bebé.

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¿Te ha dado Susanna algún consejo?
Me ha dado mucho ánimo y apoyo. Ella es un referente para mí. Cubrir su hueco está siendo una responsabilidad.

¿Te ves presentando un formato así en el futuro?
En esta profesión nunca se sabe. Jamás imaginé que llegaría hasta aquí. La vida profesional me está sonriendo, pero es verdad que hay un trabajo detrás importante.

¿Por qué crees que pensaron en ti para la sustitución?
No lo sé. Puede que influyera estar presentando un telediario, y mis conocimientos sobre política.

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¿Es uno de tus temas favoritos?
No especialmente. En la carrera yo tenía interés por la información en general, y lo que más me atrae es contar historias. Me apasiona conocer a los protagonistas de los temas sociales.

¿Qué casos te han impresionado más en el espacio?
El tema de Patricia, la chica que fue secuestrada en Perú por una secta. Entrevisté a Noelia, su prima, que averiguó dónde estaba y se cruzó el Atlántico para ir a buscarla. A veces los periodistas no deshumanizamos, pero hay que alejarse de la realidad para poder contarla, como pasó con los atentados de Barcelona. En muchas ocasiones te dan ganas de llorar. Dejamos de ser humanos y no hay que perder esa capacidad de emocionarnos.

¿Qué otras historias destacarías?
La sentencia de Juana Rivas, un caso realmente mediático. Aún queda verano y muchas noticias que narrar. Espero que ese tiempo sea benévolo y no pasen muchas desgracias.

¿Cómo es una jornada normal de Espejo público?
Llego a las seis de la mañana a la tele, como el resto del equipo, y se hace una reunión para ajustar temas, entradillas y entrevistas. Después viene maquillaje, peluquería y vestuario, y se va a plató. El ritmo es muy rápido.

Dicen que los niños traen un pan debajo del brazo. ¿Qué crees que te traerá el tuyo?
Está viviendo el programa muy de cerca ¡y seguro que debatirá mucho! Lo que quiero es que venga con alegría. Tengo muchas ganas de verle la carita.