La investigación en La Sexta lleva el nombre de Manuel Marlasca, periodista con clara vocación un género tan comprometido como difícil. Y aunque no ve la telelevisión convencional, se vuelca en conseguir los datos para contarnos cada caso con datos y rigor.

¿Qué balance haces de Expediente Marlasca, tras su retirada?
Empezamos con la idea de hacernos un hueco en la información de sucesos. Nos convertimos incluso en un referente, como fue el caso de La Manada o de Gabriel Cruz.

¿Qué tiene que tener un caso para que te interese investigarlo?
Lo que me gusta es hacer un servicio público, como las pseudoterapias y pseudociencias. Y en el caso de los desaparecidos, no hago distinciones. Da igual en la familia en la que se produzca. Me atraen los casos que tienen un misterio y un malo.

¿Cuáles te han impactado más?
Sin duda, el asesinato de Gabriel, por sus características. Y como fue una investigación que no se dilató mucho, no dio tiempo a divagar tanto, como en el de Diana Quer. El que costó mucho trabajo fue el del Pantano de Susqueda, al producirse en un sitio inhóspito.

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¿Cómo trabajas con la Policía?
Es mi fuente más importante, así como la Guardia Civil. Si tienes acceso al comisario que lo investiga, todo es más fácil. Uno de los puntos fuertes del programa eran mis fuentes, y es lo que intento trasladar a mi equipo, que no trabajamos con cajones cerrados.

¿Y por qué los sucesos?
Es un campo que tiene que gustarte, sobre todo porque es una información muy desagradecida. Son muchas horas de trabajo en las que sueles recibir muchas negativas. A nadie le apetece hablar de una situación trágica

¿Cómo preparas la información?
Se mira si interesa el caso, y si es necesario, se viaja y se desplaza al equipo. Se controla todo lo que sucede a diario y se va investigando.

¿Qué líneas no cruzas nunca?
Lo primero son las víctimas. Yo tengo como principio mantener la distancia, al menos ante las cámaras. Después puedo darle un abrazo si se me echa a llorar…

¿Sigues otros programas?
No, yo no veo ni los sucesos ni la tele convencional. Consumo series y deportes, y leo mucho. Y soy un friki del baloncesto.

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¿Te preparas de alguna forma para ponerte delante de la cámara?
No. Lo primero es conocer muy bien el tema y estar preparado para explicarlo. Me sé la escaleta al dedillo y no utilizo autocue [cámara que proyecta el guion para que lo pueda leer] porque me frenaría a la hora de dar la información, y eso que la televisión nunca estuvo en mis planes.

¿Nunca te lo planteaste?
No, yo empecé en El Mundo y en revistas, hasta que di el salto a Interviú. Pasé muy buenos años allí. En 2012 llegué a Antena 3, pero me sigo sintiendo redactor de sucesos. Lo que da la tele es efímero.