Llegó al casting de Factor X acompañado de sus padres, su hermana y una guitarra. En la toma de contacto ante Risto Mejide, Laura Pausini, Xavi Martínez y Fernando Montesinos ya mostró su inseguridad, tapándose la cara antes de arrancar su actuación. Se presentó, comenzó a cantar y en los primeros acordes se confundió. Pero fue una anécdota, porque siguió cantando y ahí empezó a mostrar su magia.
Le chant des sirènes, de Fréro Delavega, fue la canción con la que comenzó su andadura en el concurso. Entonces no lo sabía ni él ni nadie, pero también sería con la que terminaría, antes de proclamarse ganador de Factor X. De esta forma, se cerró un periplo en el que Pol se hizo con una silla cantando un tema propio y pasó a los directos como uno de los tres elegidos por Laura Pausini.
En los directos volvieron las inseguridades de Pol, que en la primera gala hizo una auténtica locura. Pocas horas antes de enfrentarse por primera vez a un directo, cambió de canción porque no se sentía bien con el tema que había ensayado días atrás. No fue su mejor actuación, pero demostró ese punto de locura que encantó a la audiencia, como se vería poco después.
Su gran explosión, artística ante las cámaras de Telecinco, llegó justo a tiempo, en la gala donde se determinaba qué cuatro artistas se plantaban en la gran final. Con un tema de Izal, Pausa, Pol no solo se ganó al público, sino que también convenció a Risto Mejide, con el que había tenido algún pequeño rifi-rafe.
Mad World, de Gary Jules, y El sitio de mi recreo, de Antonio Vega, fueron los temas que colocaron al pupilo de Laura Pausini en un duelo directo con Elena Farga en la gran final. Como los grandes campeones, el mejor Pol apareció en el momento clave, cerrando el círculo de su exitoso paso por Factor X con la canción que le permitió entrar al concurso: Le chant des sirènes. Después llegaron las votaciones, el anuncio del ganador por parte de Jesús Vázquez y la euforia del campeón: Pol Granch.
