La séptima temporada de Diario de un nómada, con Miquel Silvestre, recorre en 13 etapas La ruta de la seda, desde Stalingrado (Rusia) hasta Bishkek (Kirguistán).
¿Qué te animó a esta aventura?
Porque es una región que conozco relativamente bien, he estado ya tres veces, siempre en moto y siempre en solitario, y siempre pensé que sería maravilloso poder filmar un documental profesional porque es una de las zonas más remotas, exóticas y atractivas del mundo, por la dureza de su geografía, por la rigidez de su burocracia heredada de la URSS y por la belleza de paisajes y monumentos.
Los grandes ganchos para el espectador serán…
La gran aventura que supone recorrer esos desiertos y montañas para descubrir ciudades de cuento que le dejarán admirado y sobre todo sorprenderle con la amabilidad de sus gentes. Cuando oímos hablar de países que terminan en "tan": Kazajistán, Uzbekistán o Kirguistán pensamos en mafias o kalashnikovs y no imaginamos que ahí viven algunas de las personas más hospitalarias del planeta.
¿Cuántos kilómetros recorres y cuánto tiempo te llevó? ¿Estación en la que fuiste?
Realicé el viaje como continuación de la 6ª temporada de la serie, Operación Plaza Roja, que terminaba en la antigua ciudad rusa de Stalingrado, desde ahí comienza Expedición Ruta de la Seda hacia Kirguistán. Fue en junio y nos llevó un mes.
¿Lugares que más te sorprendieron?
El único pais que no conocía de la ruta era Kirguistán y me sorprendió por lo verde y montañoso. Después de atravesar una estepa desierta fue como llegar a Suiza, pero poblada por nómadas de ojos rasgados y caballos salvajes.
¿Paisanos que te topaste y te habrías llevado a casa si pudieras?
Hubo muchos, pero especialmente los uzbecos fueron muy amables, muy acogedores, pero destaco a los sanitarios que nos asistieron cuando uno de los miembros de mi equipo se rompió una pierna y tuvimos que parar el viaje para asistirle y repatriarle. La ayuda de los profesionales uzbecos fue esencial. Al final, la peripecia del accidente y salvamento la incluí como episodio de la serie para que el espectador conozca el esfuerzo y riesgo real que hay detrás de Diario de un nómada.
¿Algún español o huellas de españoles?
Uno importantísimo. Rui Gonzalez de Clavijo, fue un embajador de Enrique III el Doliente, rey de Castila, que viajó a Samarkanda a la corte del emperador mongol Timor el Grande. Ese español tiene una calle en Samarkanda y nosotros la encontramos.
¿Momentos más duros de la ruta?
Cuando se accidentó nuestro compañero Morrison y se rompió la pierna. Fue un momento muy triste y sabiendo que era muy difícil sacarle del país.
¿Quiénes formabais el equipo? ¿Número de cámaras?
Hemos sido 4 esta vez. Los cámaras Guillermo Díaz y Eduardo Mato y un auxiliar de producción que iba en su moto, Isaac Garmo, Morrisón, quien sufrió un accidente.
¿Algo que quieras destacar especialmente de esta temporada que la haga distinta a las anteriores, bien en lo que muestras o en tus vivencias?
Todas son distintas porque los recorridos son muy diferentes. Creo que esta tiene en común con la 1ª por Sudamérica el fuerte contenido de aventura pura y real, pero lo diferente a todas es que al sufrir el accidente nuestro compañero, decidí romper la cuarta pared y enseñar a uno de mis compañeros porque la vivencia detrás de las cámaras era más intensa que la que había delante. Siempre nos pasan cosas que no mostramos, como pinchazos de ruedas o averías en África muy difíciles de resolver y que reservo para los making off, pero esta vez ha sido distinto.
¿Tu siguiente ruta? ¿Razón por qué la has elegido?
Ahora estamos metidos de lleno con el rodaje de la novena temporada: carreteras extremas, por distintas localizaciones. Ya hemos estado en el Atlas marroquí, acabamos de regresar de Noruega y pronto nos vamos a Tayikistán para recorrer la frontera con Afganistán.
