De la sencillez de Alfred y Amaia a la proclama feminista de Netta, la israelí que lidera las apuestas con la chipriota Elena Foureira, con cloqueo de gallinas incluido. Todo puede pasar en la edición 63 de Eurovisión con un país anfitrión, Portugal, empeñado en marcar "un antes y un después". Según Gonzalo Mandail, director creativo del Festival, Salvador Sobral demostró en Kiev que "la música no son fuegos artificiales sino sentimiento". Se restará prioridad al espectáculo para dejar brillar al artista. "Nada de pantallas led ni proyecciones". La puesta en escena será "limpia, elegante, sencilla y auténtica".
La naturalidad es la clave de Alfred y Amaia, que rozan el top ten, pero dista mucho de la propuesta de la israelí Netta Barziali que encabeza el ranking junto a Chipre. Descubierta en un talent por su habilidad con el beatboxing, reproducción de distintos ritmos con la boca, canta No soy tu juguete, chico estúpido…, mientras los intercala: "Musicalmente tenía sentido hacerlo para referirme a un cobarde". La acompañan su máquina de loops, electroacústica, y "mucha tontería", según dice.
Sin menos artificios le sigue Mikolas Josef, de República Checa, del que mucho se habla desde que sufrió una caída en los ensayos y fue hospitalizado.
Las apuestas del dúo Madame Monsieur, de Francia, y el grupo Equinox, de Bulgaria, siguientes en la lista, son menos arriesgadas. Los primeros, favoritos de Alfred y Amaia, critican con Mercy la política migratoria del presidente Macron.
Los segundos, de estética gótica, hablan del amor en Bones.
Y escalan puestos Australia, país invitado, con Jessica Mauboy, y Noruega, con Alexander Rybak, que ya ganó Eurovisión 2009.
Las que tienen un difícil reto son las portuguesas Cláudia Pascoal e Isaura: "Sobral nos aconseja que estemos tranquilas". Su canción, O Jardim, está dedicada a la abuela fallecida de la última.
Y Eleni Foureira, de Chipre que, con su tema Fuego, ya es otra de las favoritas.
En el Altice Arena
Unos doscientos millones de personas tendrán puesta su mirada en Lisboa, que ejerce por primera vez de anfitriona. Un millar se encargará de que todo salga perfecto en el Altice Arena, situado en el Parque das Nações, el mismo lugar donde se celebró la Exposición Universal 1998, otro hito. Hay 4.000 periodistas acreditados que tendrán acceso a un recinto con una capacidad para 20.000 personas, reducida a 8.300 para la gala. Y en Madrid, los cinco integrantes del jurado elegido por RTVE ejercerán su voto tanto en las dos semifinales, que emite La 2, como en la gran final. Entre ellos, dos compañeros de Alfred y Amaia en OT, Miriam Rodríguez y Roi Méndez, acompañados de Brisa Fenoy, compositora de Lo malo; la cantante Conchita, y el locutor de Cadena Dial Rafa Cano.
Entrevista con los comentaristas españoles Tony Aguilar y Julia Valera
Por cuarto año consecutivo, Julia Valera comentará el Festival, pero esta vez con nuevo compañero, el locutor Tony Aguilar –Su elección se produjo antes de conocerse la noticia de la muerte de su predecesor, José María Íñigo, el sábado 5–. Su apuesta es modernizar la retransmisión de Eurovisión.
¿Os conocíais?
Julia: No, y me he encontrado a una persona cercana y trabajadora. Tiene mucha experiencia y tendremos que ajustarnos el uno al otro.
Tony: Cada comunicador es distinto. Me gusta hacerlo de forma dinámica y cercana. Creo que es importante que se note que estamos en 2018.
¿En qué sentido?
T.: Tenemos un tiempo limitado, pero nos abriremos a las redes sociales para saber lo que opina el mundo.
Sustituyes a José María Íñigo. ¡Cuáles son tus sensaciones?
T.: Llevo más de la mitad de mi vida en comunicación y es un nuevo reto para mí, ahora soy el novato. Estoy ilusionado por continuar el legado de Urribarri e Íñigo y por ver la pasión con la que se vive el Festival desde dentro.
En cambio, Julia, ya eres la experta y voz de Eurovisión.
J.: ¿Eso crees? (Risas). Quiero que la gente me asocie porque hago bien mi trabajo. Soy periodista, reportera, y el Festival es una experiencia nueva. Haré lo posible para seguir estando ahí muchos años más.
¿Percibís algo distinto este año con el fenómeno de OT?
T.: Sí, porque tendremos tres públicos: el eurofan, que lo vive con pasión y lo conoce muy bien; el espectador habitual de Eurovisión; y los fans de OT, que apoyarán a Alfred y Amaia.
J.: Este año los representantes vienen avalados por lo que ha significado el programa. Se nota en los seguidores y la repercusión que están teniendo.
¿Qué opináis de Tu canción?
J.: Ellos crean un momento mágico. Hay una especie de burbuja de privacidad que nos permiten ver, es como si se detuviera el tiempo.
T.: Muchas veces el que se sale de la norma es el que se lleva el gato al agua. Melódicamente es preciosa. Ellos son verdad y eso es invencible.
¿Es una gran plataforma o puede afectar a sus carreras?
T.: Como locutor de radio he hablado más de Eurovisión los últimos años que nunca. Es el mayor show del mundo, un gran espectáculo.
J.: Los van a ver 200 millones de personas. Si sumasen todos los que irán a sus conciertos en su carrera, no llegaría a esa cifra. Siempre es positivo.
Las apuestas nos sitúan en el puesto 11. ¿Lo firmabais?
J.: Hasta que llegan los ensayos nunca se sabe y hay sorpresas. Ojalá quedemos entre los diez primeros.
T.: Claro que sí, pero Alfred y Amaia están trabajando mucho, han caído muy bien y la magia que nos ofrezcan sobre el escenario será lo que haga que el público nos vote.
La candidatura de Israel parece imbatible. ¿Vuestros favoritos?
J.: Netta es un personaje y el look es muy llamativo. Me gusta República Checa, una canción muy moderna.
T.: Israel es excelente, un estribillo demoledor y trata el tema del bullying. Y me gustan Francia y Bulgaria.
