‘Barry’: 6 motivos para no perderse la vida del joven Obama en Netflix

A solo un mes de que se cumpla el mandato de Barack Obama, se multiplican las producciones que hacen balance de su trayectoria y algunas, como si se tratara de un superhéroe, también recuerdan su origen. Netflix también se ha sumado a esta fiebre con Barry, película dirigida por Vikram Gandhi y que nos traslada a la Universidad de Columbia de Nueva York en 1981.

Titulada así por el mote que le pusieron sus compañeros del campus, Barry se remonta a un episodio poco conocido de su vida, cuando a los 20 años aterrizó en Nueva York, después de haber pasado su infancia entre Hawáis, Indonesia y California. Era 1981 y se había matriculado en Ciencias Políticas con especialización en Relacinoes Internacionales.

La película lo retrata como una persona curiosa, rebelde y con un carisma arrollador que, sin embargo, no sabía qué quería hacer con su vida, como él mismo reconoce en Los sueños de mi padre, autobiografía publicada en 1995, un año antes de ser elegido senador por Illinois. “Ser presidente no estaba en su cabeza. Solo era un chaval frustrado por cómo funcionaba el mundo y pretendía cambiar las cosas”, explica el actor Devon Terrell.

Su infancia en un hogar desestructurado; la pérdida de su padre, un economista keniano, con tan solo 11 años; el desprecio de un país que consideraba inferiores a las personas de su raza… Barry retrata el duro camino que vivió Barack hasta llegar a convertirse, en 2008, en el presidente más poderoso del planeta. “Soy la única persona negra de mis cinco clases, siento que no pertenezco a ninguna parte”, le dice el joven Barry a su amigo Will (Ellar Coltrane) en una secuencia en el comedor de la universidad.

Estrenada en el Festival de cine de Toronto, fue muy bien recibida por la crítica, que la definió como “un retrato revelador y vigorizante”. Pero quien más elogios ha recibido ha sido Devon Terrell, cuya interpretación destaca por su impecable acento y los movimientos casi idénticos a los del presidente. “No quería una imitación estricta, así que estudié a fondo su forma de hablar, llena de matices sonoros. Lo más difícil fue hacer todo con la mano izquierda durante dos meses, incluso jugar al baloncesto. Yo soy diestro. El éxito será que la gente sepa que es una película de Obama al verme por primera vez”.

“Una vez una prima mía me preguntó cuál era mi papel ideal y le dije: Barack Obama. Era mi sueño”, dice Devon Terrell. Dicho y hecho. Los productores y el director confiaron casi a ciegas en este australiano de 20 años que solo había participado en el capítulo piloto de Código de conducta, para HBO.