Precedida por rumores que han servido para multiplicar el interés de sus fans, llega por fin la cuarta temporada de Sherlock, que podrá verse en Netflix a partir del lunes 2, y solo un día después de su estreno en Reino Unido, en la BBC.
Como presuponíamos al final de la tercera tanda, al quedarse Mary (Amanda Abbington) embarazada, el Doctor Watson (Martin Freeman) se ve obligado a afrontar la aventura de ser padre, lo que provoca sentimientos encontrados en el sabueso Sherlock: quiere proteger al niño de todos los males, pero está celoso al haber dejado de ser el centro de atención de su fiel ayudante. Esto solo ocurre en el cálido interior del 221B de Baker Street. En el frío exterior, arrecian los problemas.
Los capítulos Las seis Thatchers, El detective moribundo y El problema final, de 90 minutos cada uno “son mucho más oscuros –revela Cumberbatch– ya que el detective se enfrenta a un terrible suceso del pasado que siempre había querido olvidar”. ¿Alguna pista? “Solo puedo decir que tiene que ver con Moriarty [Andrew Scott ] y con el sentido de la moralidad de mi personaje; simboliza mi lado oscuro y vamos a tener unos duelos asombrosos”.
Otra de las novedades es que las mujeres ganan protagonismo en las tramas: la señora Hudson (Una Stubbs), dueña de la residencia en la que vive Holmes, es el eje de casi todo el segundo capítulo, y la forense Molly Hooper (Louise Brealey) se convierte en algo más que la confidente del investigador. Para conocer más detalles, habrá que esperar al lunes 2 de enero.