De roquero a actor. Ese es el viaje de Jon Arias, que graba Derecho a soñar, ficción diaria que combina comedia romántica y casos judiciales reales.

¡Empiezas a lo grande!
Estoy feliz de que después de pequeños papeles [Olmos y Robles, El Ministerio…] me llegue la oportunidad de un protagonista. Esto es una carrera de fondo. Durmiendo poco, trabajando mucho y sin vacaciones (risas).

¿Imanol, tu padre, te aconseja?
Lo que cualquier padre a un hijo que empieza: que haga bien mi trabajo.

¿Cómo surgió la serie?
Por casting. Hice varias pruebas que fui pasando hasta que llegó el ok de la cadena.

¿Qué personaje interpretas?
Jorge Leiva, un abogado que, a la muerte de su padre, vuelve de Estados Unidos a ocupar su puesto en el bufete.

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¿Cómo te has preparado?
Tengo amigas que son abogados en los juzgados de Plaza de Castilla, en Madrid, y las he acompañado a juicios para controlar el lenguaje. Estamos acostumbrados a juicios americanos, que no son como los nuestros

¿Qué tal la grabación?
Está siendo un duro entrenamiento, pero estoy muy feliz.

¿Cuándo estrenáis?
Solo sé que terminamos de grabar la primera tanda en noviembre.

¡Perderás el anonimato!
Es parte de este oficio y, además, prueba de que tu trabajo gusta, pero eso no me quita el sueño. Además, hay trabajos más importantes que el nuestro, como los médicos, y que no tienen el mismo reconocimiento social.

¿Y aparcas el rock?
De momento la banda, Layabouts, no se disuelve, pero ahora no tengo tiempo para ensayar.

¿Tus gustos en ficción?
Los Soprano, Stranger Things, y ahora Peaky Blinders. Soy fan de Scorsese y el cine negro.

¿Y Cuéntame cómo pasó?
Hace mucho que no lo veo.

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‘MADERA’ DE ACTOR
“Estuve en un grupo de teatro hasta los 18 años, estudié realización y luego se me cruzó la música hasta que en 2015 me decanté por esto”, dice Jon, de 30 años, que ya hizo de Severo Ochoa de niño en la serie, con Imanol de protagonista. “Lo ha mamado en casa, pero jamás ha admitido un empujón”, dice su padre.