Enamoró a la audiecia con su papel del malvado Khaled en El príncipe, aunque antes ya había trabajado en Águila Roja, la película. Por la repercusión de ese trabajo ha fijado su residencia en Madrid, junto a su mujer, Dolores Chaplin (la nieta del mítico cómico), y su hijo Akiles Leo, aunque, asegura: “mantenemos casa también en París por nuestras respectivas carreras, que se desarrollan en otros países”.
Él se considera un privilegiado por poder trabajar en el mercado español, y ha tenido que superar algunos obstáculos, entre ellos, el idioma, para hacerse un hueco. “Fue lo que más me costó al principio, porque yo trabajaba más en inglés y en francés. He tenido que ampliar mi vocabulario, pero luego todo ha salido bien. Además, he podido estar a lado de grandes actores, como en el caso de Perdóname, Señor, donde he estado junto una estrella de Hollywood, como Paz Vega, y conocer la historia de Barbate. Creo que los productores españoles no apuestan por actores extranjeros como protagonistas, algo que no ocurre en otras profesiones, aunque reconozco que mi caso es algo especial”.