El remake de ‘Raíces’: 9 razones para ver el encuentro entre los dos Kunta Kinte

El 23 de enero de 1977, unos 30 millones de personas en EE.UU. asistían con expectación al primer capítulo de Raíces, una nueva serie que mostraba las vicisitudes de un esclavo y sus descendientes. Fueron ocho noches consecutivas en las que el ‘país de las libertades’ se estremeció con un drama nacional cuyas cicatrices siguen presentes a pesar de la revolucionaria Ley de los Derechos Civiles de los Kennedy. El pasado 30 de mayo, History Channel y A&E se unían en un remake de aquella ficción, basada en la novela-saga de Alex 
Haley –TVE la emitió en 1979–, y que llegó a Antena 3 este jueves 12 a las 22.30 h: aquí no ha marcado récord pero sí ha superado por poco los dos millones de espectadores (2.029.000 y 13% de share).

Raíces se convirtió en la serie con más audiencia en la historia 
de la televisión estadounidense: 
130 millones de espectadores vieron 
el desenlace, con una media de 
80 millones por capítulo. Además, ganó nueve premios Emmy, un 
Globo de Oro, y tuvo dos secuelas,
la miniserie Raíces: Las siguientes generaciones (1979) y la tv movie Roots: The Gift (1988). Su éxito residía en que por primera vez se mostraba el drama de la esclavitud desde 
el punto de vista de los sometidos,
 cuyos descendientes, todavía hoy,
 siguen sufriendo.

A la presentación del remake, que tuvo lugar en la Casa Blanca, acudieron LeVar Burton, aquel joven Kunta Kinte, que ahora ejerce de productor ejecutivo, y Malachi Kirby, su sucesor en esta nueva versión. “Siempre tuve claro que no quería volver a tocar esta historia, pensaba que no era buena idea… –explica Burton, a punto de cumplir los 60–. Pero hablando con mi hijo de 35 años entendí que lo que narra Raíces no ha arraigado entre los jóvenes. Así que me propuse enseñar a las nuevas generaciones la verdad, que no existen los esclavos, sino personas esclavizadas”.

Lo considera un problema aún latente: “No estamos en una era post-racismo, al contrario, todo lo que ocurre en Estados Unidos tiene que ver con nuestro pasado. Si no sanamos el presente, seguiremos sin tener un futuro”.

La adaptación está a la altura del original; tanto, que se ha convertido en el estreno más exitoso de una miniserie de los tres últimos años y ha sido nominada a los Premios Emmy. “Brutal y sobrecogedora“, decía The Hollywood Reporter. “Conmomedora, impactante y con unas interpretaciones increíbles”, publicaba la critica en Variety.

En cuento a Kirby, que ha superado con nota la presión de interpretar un personaje tan recordado, confiesa: “Me metí tanto en la trama, que escuché los llantos de dolor de los esclavos. Cada día de grabación era un desafío casi imposible de superar”. Incluso cambió de religión en los meses previos. “Aprendí el idioma y las costumbres de la cultura mandinga; a luchar y a montar a caballo. Lo más difícil fue el viaje emocional, pero encontré refugio en la oración y, tras semanas de estudio sobre la fe, me hice cristiano”.

Grabada en Luisiana, donde se recrearon los antiguos barracones de esclavos, California y Sudáfrica, donde se construyó un barco negrero, su precisión histórica es admirable. “Como no encontrámos un buque de 80 pies, como el de la novela, lo construimos –revela Will Packer, otro de los productores–. Las estacas de las velas, por ejemplo, fueron talladas a mano porque no había máquinas para ello”. Un minucioso proceso que siguieron también al elegir el reparto, “el mejor que hemos podido tener”.

Traducida a 40 idiomas y ganadora del premio Pulitzer en 1976, la novela autobiográfica Raíces 
es el resultado de una década de investigación, en la que el escritor Alex Haley viajó a la aldea de Juffure, en Gambia, donde 
su antepasado Kunta Kinte fue apresado, y rastreó los registros del Señor Ligonier, el buque que lo llevó a EE.UU: “He dado sentido de identidad a los negros de América”. Algunos genealogistas, 
sin embargo, pusieron en duda 
su estudio y Harold Courlander lo acusó de plagiar su novela El africano. En la nueva serie, Haley aparece como personaje, interpretado por Laurence Fishburne.

Secuestrado y vendido por los Koro, familia rival de los Kinte en Gambia, Kunta es llevado a las colonias inglesas de Norteamérica junto a otros 140 africanos. Allí es vendido a un hacendado, John Reynold, que cambió su nombre por el de Toby. Pero él no se rindió para mantener su identidad. Así arranca una historia de lucha que conmovió al mundo entero y dio un nuevo significado a la palabra ‘raíces’. En EE.UU. proliferaron cientos de empresas que ofrecían investigar los antepasados de cualquier afroamericano que lo solicitase, y revelar toda la línea familiar desde la llegada.