Los años 70 fueron una década muy difícil para EE.UU. El Watergate, la Guerra Fría y Vietnam hicieron mella en la autoestima de sus ciudadanos y el gran sueño americano se convirtió en pesadilla. En ese contexto, los Murphy intentan ser felices en F is for Family, una comedia animada para adultos que se ha convertido en una serie de culto en Netflix.

“Recuerdo cuando yo era pequeño y me pasaba todo el día en la calle, jugando con los amigos o en las casas de los vecinos. Eso ahora sería imposible, llamaríamos a la policía”, explica Bill Burr, un humorista conocido por películas tan alocadas como Vaya resaca o Padres por desigual y que pone voz al patriarca basándose en su propia infancia. Frank es un hombre amargado, frustrado por llevar maletas en el aeropuerto cuando su verdadero sueño era ser piloto. Tiene todo para ser feliz, pero no se siente afortunado. “Son un cúmulo de ideas sobre las relaciones familiares muy reales”.

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Su mujer, Sue, a quien presta su voz Laura Dern (Big Little Lies), está deprimida porque no se siente realizada como ama de casa y ve cómo sus tres hijos perciben los ideales de familia y trabajo como algo hipócrita y caduco. “Basamos el humor en la incorrección política y en detalles de los 70, como la violencia casual o el machismo y racismo de la época. Los gags no son efímeros, sino que se acumulan para crear un ambiente tenso y tienen consecuencias”, avisa el creador para marcar las diferencias con Los Simpson.

En los diez episodios de la segunda temporada, los Murphy tratan de llevar una vida tranquila, pero la llegada de un nuevo vecino lo pondrá todo patas arriba. Vic, con la voz de Sam Rockwell (Mr. Right), es un mujeriego que lleva un estilo de vida de playboy y una carrera exitosa, lo que pondrá a Frank aún más nervioso. Todo son problemas para una familia a punto de explotar.