Es el actor del momento gracias a Fariña, la serie que le ha dado su primer papel protagonista. El gallego Javier Rey, que acaba de ser padre y pronto será imagen de la campaña de una firma de moda, habla con Supertele en un descanso del rodaje de Velvet Colección.
¿Cómo vives el éxito?
Me hace muy feliz que esta producción de la que estoy superorgulloso guste y además funcione.
La detención de Sito Miñanco y el secuestro del libro os ha beneficiado.
Al principio sí, pero ahora la serie mantiene el interés por sí misma. El espectador está cada vez más entrenado y quiere ver más calidad. Y en Fariña la encuentra en su historia, y en la forma de contarla, honesta, valiente y madura.
Naciste en 1980 en esa Galicia que se retrata. ¿Qué recuerdas?
Mucha gente emigró para sacar a su familia adelante, entre ellos mi padre. Era el salvaje oeste en el que el contrabando de tabaco estaba normalizado y se desconocían cosas como que la cocaína mata.
Ahí 'tu' Sito Miñanco era el rey.
Yo no juzgo a mis personajes, al contrario. Y ha sido un reto complejo porque evoluciona mucho. Así que traté de darle lo que necesitaba en cada capítulo, apoyándome en esa inteligencia que le permitió hacer lo que hizo siendo un niño pobre.
En los próximos capítulos…
Cada vez ambiciona más cosas y no dice no a nada, aunque eso suponga un riesgo. Será un no parar.
En febrero, cuando detuvieron al Sito real, ¡tenía el guión de la serie!
Sí, menuda sorpresa. Hasta ahí llega su poder.
¿Valoraste hablar con él para prepararlo?
Me reuní con gente de su círculo íntimo y con alguien que lo persiguió, pero prometí no revelar nada.
¿Lo más difícil del personaje?
Todo. Mantener su arco lineal en exteriores y con varios capítulos abiertos a la vez exige concentración; rodar con frío, con calor… un trabajo duro que me ha hecho crecer mucho como actor.
Vemos a Sito fumar mucho. ¿Y tú?
No fumo, en ficción se usa 'tabaco de camomila', que sabe fatal.
¿Qué tal con el vestuario?
¡Incómodo! Con la estrecha chupa de cuero era incapaz de levantar el brazo de lo que me tiraba.
¡Has recuperado tu acento gallego!
Gracias a la lingüista Rosa Moledo, que ha unificado el de todos los actores –el mío de Noia, el de Viveiro de otros…– hasta lograr el sonido concreto de Cambados.
¡En Galicia estáis haciendo hasta un 47 por ciento de share!
Gusta porque no edulcoramos la historia, y la personalidad gallega sale por los cuatro costados.
¿Te resultado muy arduo tu primer papel protagonista?
No. Tengo mucha suerte como actor, pero no valoro los papeles en función de si son o no protagonistas. El de Sito era muy complejo, pero lo abordé como los demás.
La serie acabó en diciembre. ¡Habrás descansado!
No mucho, pues he rodado dos películas, [¿Qué te juegas? y Sin fin]. Me gusta tanto mi trabajo que no me importa tener este ritmazo.
A pesar de llevar 13 años en la tele, el cine se te resistía.
No es tanto eso, intervienen otros factores; hay proyectos que no hice porque coincidieron con series. Pero, creo que las cosas llegan cuando tienen que llegar.
Entonces no te arrepientes de haber dejado Enfermería.
¡No, para nada! Y creo que la Sanidad tampoco me echa de menos porque entonces estaría peor de lo que está.
¿Te ha servido para algún papel?
A los actores nos vale todo en cada momento: relaciones familiares, problemas en el colegio siendo niño, estudios…
¿Tú mayor virtud como actor?
Que le echo muchas horas, y a medida que pasan los años, más.
Y has retomado Velvet Colección.
Sí, es mi casa. ¡Amo a Mateo! Participo más que en la anterior tanda.Ya he grabado con Andrés Velencoso. Nos entendemos.
Fariña acaba en 1990 con la Operación Nécora de la que Sito se libró. ¿Seguirá?
Ni idea. Si hay otra temporada, bienvenida sea, y si la historia se cierra aquí, ya me parece increíble.
Los jueces han secuestrado el libro y la herramienta digital por la que se leía. ¿Guardas bien tu ejemplar?
Sí. Me parece demencial, como lo que pasa con el humor, ofensivo para algunos. ¡Hasta dónde llegará esta hipersensibilidad!
Seis meses de rodaje
Javier, nacido en Noia, grabó en el entorno de Cambados donde ocurrió todo. "Me impactó que se me acercara gente a la que Sito ayudó, y me pidiera que honrara al personaje", dice el actor. Recuerda el rodaje como una aventura: "Fueron 26 semanas; cenábamos juntos, jugábamos al fútbol, nos hicimos amigos, y hoy nuestro grupo de Whatsapp echa humo a todas horas. En mi caso hubo días en que mi madre trajo tapas".
