En una época en la que el papel de la mujer se limitaba principalmente a la vida familiar, hubo una mujer que luchó por la igualdad de géneros en la educación. Ella fue María de Maeztu Whitney, una profesora que irrumpió en la enseñanza de la España de principios del siglo XX con un novedoso método educativo y unos principios pedagógicos basados en su frase: "Es verdad el dicho antiguo de que la letra con sangre entra, pero no ha de ser con la del niño, sino con la del maestro".

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En 1915 abrió sus puertas en Madrid la Residencia de Señoritas, fuente de la que ha bebido La otra mirada para crear la Academia de Sevilla en la que trascurre su historia. Si en la ficción de La 1 es Manuela (Macarena García) quien dirige la Residencia, en la vida real fue María de Maeztu la que estuvo al frente de esta institución por la que pasaron alumnas como Victoria Kent o Josefina Carabias además de personalidades como Marie Curie o Clara Campoamor que impartieron alguna conferencia en sus aulas.

La serie ha rendido tributo a su fuente de inspiración incorporándola a su reparto. El 6 de junio los espectadores podrán ver a la actriz Mercedes Arbizu interpretando a la pedagoga que visita la Residencia de Señoritas para impartir a las alumnas unas conferencias sobre la importancia de luchar por su desarrollo personal.

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Y es que la tarea de María de Maeztu no acababa entre las cuatro paredes de sus aulas. La humanista, que poseía una formación internacional adquirida en Londres y Alemania, no dejó de viajar por el mundo dando conferencias y recibiendo reconocimientos como el nombramiento como doctora Honoris Causa del Smith College en 1919. María luchó por la liberación de la mujer y su acceso a la educación por lo que, aunque en un primer momento su Residencia estaba destinada a 'alojar' a las chicas que venían a cursar sus estudios de Magisterio a Madrid, al comienzo del segundo curso la propia María envió una carta al Ministerio de la Instrucción Pública proponiendo “su renuncia si la Residencia no se dirigía también a la preparación de la chicas para otras ramas de la ciencia”. Suya fue la frase "Soy feminista; me avergonzaría no serlo, porque creo que toda mujer que piensa debe sentir el deseo de colaborar como persona, en la obra total de la cultura humana".

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Desde su apertura su éxito fue enorme, y si en 1915 había 13 estudiantes, en el curso 1931-32, la cifra de mujeres que peleaba por acceder a estudios secundarios llegaba a las 1000. Este incremento de residentes fue a la par del crecimiento físico de la Residencia: nuevas instalaciones, nuevas dotaciones, una biblioteca, un laboratorio de ciencias, sala para estudios musicales, etc. Además, su colaboración con el Instituto Internacional impulsó los intercambios de becarias entre la Residencia de Señoritas y el Smith College que, a partir de 1920, se ampliariá a otros colleges femeninos norteamericanos.

La Residencia de Señoritas de Madrid de la madrileña calle Fortuny acogió visitas de conferenciantes o inquilinos ilustres como Baroja y Azorín, Eugenio d'Ors, Federico García Lorca, el presidente de la República Niceto Alcalá Zamora, Clara Campoamor, Victoria Kent o María Montessori, creadora de un innovador método de enseñanza que sigue en práctica en la actualidad.

El papel de María de Maeztu fue fundamental en la educación de la mujer de la época, a la que animó a abrir la puerta de un mundo vetado para ella sin llevar por bandera el feminismo, sino la igualdad. Coincidiendo con el inicio de la Guerra Civil, en septiembre de 1936, María de Maeztu presentó su dimisión como directora de la Residencia de Señoritas, que, por orden del Ministerio de Instrucción Pública, queda al cargo de un comité presidido por Regina Lago e integrado por alumnas y antiguas residentes que posteriormente serán evacuadas a Valencia. Tras el fusilamiento de su hermano, Ramiro de Maeztu, María viajó a Nueva York y posteriormente a Buenos Aires, donde morirá en 1948 cuando preparaba su regreso definitivo a España.