En Sevilla hizo su primera serie, La peste, y ahora Patricia López Arnáiz repite ubicación con La otra mirada, thriller ambientado en los años 20, que pone el foco en los derechos de la mujer.
¿Te satisface el resultado?
Mucho. Una serie es un buen medio para reflexionar sobre la realidad. Aún falta mucho para la verdadera igualdad.
¡Tu personaje, Teresa, resulta el más rompedor!
Sí; es firme en su lucha contra las convenciones sociales y educativas, pero cojea en lo personal; le persigue la inquietante muerte del padre y se encuentra muy sola.
¿Qué compartes con ella?
Su pasión, vehemencia y afán de justicia, pero, yo tengo más tacto.
¿Te ves como profesora?
Sí; me comunico bien con los niños. Ya cuando estudiaba EGB un profesor me pedía que hiciera digerible su lección al resto. Después, he trabajado con chavales, en un colegio, en otro tipo de materias, y no se me daba mal.
¿Estudiaste Magisterio?
No, aunque en algún momento me lo planteé. Al acabar la carrera de Publicidad, empecé a formarme en teatro e interpretación y tuve diversos empleos; entre ellos, ese.
¿Cómo surgió lo de actriz?
No pensaba hacer de ello mi profesión, pero fueron surgiendo cosas, mi representante insistió y, desde que hice El guardián invisible, llevo dos años de no parar y de aprendizaje continuo.
¿Has cambiado de vida?
Sí; esta serie surgió de repente, y en dos días dejé mi pequeño pueblo de Vitoria por Madrid.
Y toda esta vorágine ¿Cómo la gestionas?
No se me va la pinza, porque antepongo mi persona al trabajo. Además, el frenesí inicial se ha aligerado y ya saco tiempo para pasear sin rumbo por la ciudad, ir al teatro, y escaparme al monte.
¿Lo próximo?
La segunda tanda de La peste; dos películas más de El guardián… y el estreno de El árbol de la sangre, de Julio Medem.
