El 8 de mayo, después de seis meses de intenso trabajo, terminaron las grabaciones en México de esta producción tan alejada de las narconovelas que imperan en el mercado. “Es una gran historia porque, a pesar de estar basada en una obra de los años setenta, hoy podrían ocurrir cualquiera de los hechos que se narran. Hay un equilibrio entre melodrama, humor negro, comedia y pinceladas de realismo mágico”, declaraba en noviembre Nicandro Díaz.
El arranque de la novela confirma las palabras del productor. Odorico Cienfuegos, a quien da vida Jesús Ochoa, se convierte en presidente del municipio de Loreto con la promesa de construir un cementerio. Justina (Chantal Andere), Dulcina (Nora Salinas) y Santina Samperio (Irán Castillo) lo han ayudado con la campaña electoral.