Con una hija, Masha, de 4 meses, Ana Layevska está experimentando por primera vez qué es la maternidad. Una nueva etapa de su vida en la que teme que la pequeña no la llegue a querer cuando crezca. “El cuidarla, adivinar el porqué llora... me cuesta mucho trabajo bañarla, casi nunca lo hago, lo hace mi marido. Yo creo que es que la parte física y emocional es un reto para mi: quiero que me ame mucho”.

La actriz se encuentra en plena promoción de la película Tramposos con suerte, junto a Osvaldo León y Guillermo Iván. En el film, que se estrenará el 20 de abril en México, se habla de las dificultades de un actor para encontrar trabajo y conseguir su sueño de ser reconocidos.
La carrera de un actor es complicada. Mucha gente cree que todo es diversión, glamour, dinero, viajes..., algunas veces es así pero muchas veces te ves en la necesidad de buscar trabajo día a día y sufrir frustraciones, una tras otra. Dicen que a los actores los rechazan en un año, lo que a una persona, que no se dedica a la actuación, en toda su vida”, explicó.

Una faceta de su vida que ahora tendrá que compaginar con la maternidad, ya que no quiere retirarse de su profesión. Ahora sí, ser madre la ha cambiado a nivel personal ya que, asegura, se siente mucho más comprometida emocionalmente.

“Estoy feliz. La verdad es que ver a tu hija sonreír creo que es de los regalos más enormes que te puede dar la vida. Es impresionante cómo, no sólo tu vida, como que tu ser, tu personalidad, tu preocupación, tu día a día, tu todo, cambia y cambia para bien. Siento que sí mejora a un ser humano el ser papá, porque te vuelves menos egoísta, más entrañable con la gente. Me he vuelto más sensible. Entiendo más los problemas de la gente, admiro más a las mamás... te da una madurez que no te da nada más, ninguna otra cosa”, explica.

Ana platica que ha disfrutado tanto estas nuevas experiencias que no duda en tener otro bebé. “Sí por supuesto, todavía no, pero si sí, no voy a tardar mucho. Espero, no sé”, aseguró entre risas.