Casada desde hace 24 años con Osvaldo Sabatini (actor, modelo y empresario argentino), Catherine Fulop, famosa por sus papeles en Abigail, que protagonizó junto a su entonces marido, Fernando Carrillo, Pasionaria o Cara bonita, se ha mantenido en la brecha artística en Argentina, donde vive desde hace años, aunque ella sigue llevando a Venezuela, su país de origen, en el corazón.

Desaparecida de los escenarios durante diez años, acaba de volver con más fuerza que nunca con la obra Heisenberg, el principio de la incertidumbre, junto a Luis Agustoni. “La gente del teatro no paraba de llamarme, pero yo necesitaba vacaciones para estar con mis hijas. No quería dejarlas al cuidado de otras personas cuando me tuviera que ir de gira”, asegura la actriz.

Y el momento de retomarlo ha llegado este verano. “Trabajar con Luis es como hacer un taller diario de dirección y actuación durante tres meses”, afirma. Y no es para menos, ya que Catherine se ha metido en la piel de una mujer muy distinta a ella, impulsiva e inquieta, que contrasta con la autenticidad y la espiritualidad que emana Fulop. “Quería ser monja, pero mi carácter no dio para eso. Practico mi fe siendo una buena persona”, confiesa.

Un hombre de 75 años, que espera un tren en una estación, recibe un beso en la nuca de una mujer de 42 años. Ahí empieza la historia. El resto queda a la imaginación del espectador, ya que la pareja comparte desde el principio una enorme soledad, muchos conflictos internos y unos sentimientos a flor de piel”, explica la actriz, pletórica con su nuevo reto artístico. “Para hacer esta obra me llamaron después de verme en un programa hablando de la situación de Venezuela. No sé qué hice, pero les gustó”, dice.

Madre de dos hijas, Oriana y Tiziana, se ha sentido muy feliz con los Sabatini, que la acogieron muy bien desde el principio. Y aunque areconoce que ya no atrae como en su juventud, sigue seduciendo a su marido con igual intensidad.