A sus 38 años, Marc Clotet atesora un amplio currículum actoral que pasa por la televisión, el cine y el teatro e incluye reconocimientos como la nominación al Goya por su papel en la película La voz dormida, de Benito Zambrano. Se define como un hombre ambicioso y aventurero y en esta nueva etapa de su vida su objetivo es buscar oportunidades en todos los mercados posibles: “Mi vida es una maleta; me gusta no saber dónde estaré mañana”.
¿Cómo has ido a parar a México?
Siempre me ha gustado viajar y creo que trabajar fuera te enriquece como actor. Hay que romper fronteras. Aproveché que fui a los Premios Platino en Cancún para reunirme con productores mexicanos y, gracias a Ana Brenda Contreras, que ahora es mi compañera, me recibió José Alberto Castro. Después de una prueba, me ofreció estar en la segunda temporada de Por amar sin ley. Fui con intención de iniciar un nuevo rumbo, crucé los dedos y salió.
¿Qué tal te han recibido?
Con los brazos abiertos. Es como si llevara años trabajando con ellos. Me encanta México.
¿Otros actores españoles te habían recomendado el país?
Sí. Iván Sánchez me dijo que era un lugar maravilloso para trabajar y que estaba lleno de oportunidades. Para mí es ahora mismo el Hollywood latino. Cada vez sois más allí… Las producciones están abriéndose a intérpretes de otros países. En mi caso ha sido una apuesta por este mercado que tiene una fuerza brutal. Necesito que los proyectos sean interesantes, pero también que me enriquezcan a nivel personal.
Tú contaste con la ayuda de Ana Brenda. ¿Te ha pedido que hagas lo mismo por ella en España?
Ana tiene mucho trabajo en México, pero si lo desea la ayudaré en mí país, pues nunca le estaré lo suficientemente agradecido. A muchos actores les gustaría introducirse en España y, por supuesto, les echaría un cable si me lo pidiesen. El compañerismo es abrirse puertas unos a otros.
¿Qué opinas de tu personaje, Adrián Carballo?
Me gusta muchísimo. Es un hombre muy sensible que defiende por encima de todo a la mujer. Tiene mucha fuerza de voluntad y es apasionado: su corazón latirá fuerte por amor.
¿Has hecho nuevos amigos entre tus compañeros?
Sí, estamos creando una familia y hacemos ya alguna salida. Con Julián Gil me veo de vez en cuando fuera de las grabaciones. La gente te abre las puertas de su casa y te invita a sus planes, por eso es imposible sentirse solo.
¿Esa amabilidad te ha chocado?
Quizás los catalanes somos más cerrados, pero yo particularmente me considero muy abierto y me gusta acoger a la gente cuando viene a Barcelona. Lo llevo en el ADN, he viajado mucho y me he acostumbrado a eso. Lo importante es la actitud con la que vas a los sitios y las ganas que tienes de recibir lo que te dan con una sonrisa y un gracias.
¿Qué proyectos tienes después?
Todo es tan intenso que no pienso en el futuro y solo quiero aprovechar esta oportunidad para que salga bien. Grabaré hasta finales de año la serie y en 2019 haré dos películas que ya tenía acordadas: una se rueda en España y la otra, entre Alemania, Estados Unidos y Sudamérica. Lo que me encantaría es que mi experiencia en México no terminara solo con este proyecto.
¿Estás orgulloso de tu recorrido hasta ahora?
Mucho. He ido descubriendo poco a poco lo que es mi pasión y sé que quiero dejarme la vida en esto. Nunca piensas a dónde quieres llegar y todo va surgiendo cuando te centras en el camino más que en el resultado.
¿Qué haces cuando no grabas?
El día a día es estudiar y estoy centrado en eso. Si tengo tiempo hago deporte y cuando esté más asentado visitaré algún pueblo.
Te casaste muy joven. ¿Piensas en una vida estable para el futuro?
Me sigo considerando joven (risas). Todo son experiencias que te enseñan y, aunque aquello no funcionara, hace mucho de eso y ahora estoy feliz así. Será difícil asociar ese concepto conmigo, pero lo tengo en mente y cuando llegue tendrá que sumar a mi forma de vida.
