Verónica Castro asegura que nunca le llegarán al precio para contar su vida en una serie biográfica como ya se ha hecho con varias personalidades del espectáculo, y es que la mexicana señala que si lo hiciera, mucha gente podría salir afectada y ella no está para lidiar con ese tipo de cosas.

“No, ni por los 5 millones de dólares que le dieron a Luis Miguel, no voy a contar nada”, dice con humor. “No, cómo se te ocurre, ustedes saben muchas cosas mías pero no el cien por ciento. Sí pero hay que cortar cabezas, y yo la verdad no nací para eso, y digo, se trata de decir la verdad, sino para salir en la serie y que me digan ‘Ay qué linda, cómo la queremos’”, pues tampoco", completa.

La protagonista de Rosa Salvaje presenta la serie La Casa de las Flores, una producción de Netflix, donde adelanta que la veremos en un personaje muy atrevido y diferente. “Estoy nerviosa porque mi público de antes quién sabe cómo me vaya a tomar el personaje, el público de ahora no sé cómo me vaya a recibir, no sé si les guste o no, qué más me vayan a pedir o que vaya a pasar. Acá fumo yerba, permito sexo, permito todo, sexo, droga y rock and roll”, expresa.

Aunque la actriz no se asusta porque su personaje fuma marihuana, sí cuenta que ella nunca tuvo la necesidad de fumarla, pero respeta los gustos de cada persona. “Yo la verdad a todo mundo respeto porque me gusta que me respeten a mí también, yo respeto a la gente que fuma y se mete cosas y respeto a la gente que tiene sexo y que no lo tiene, a todos, para que no se metan conmigo porque yo no les voy a decir lo que hago yo. Para llegar a fumarla, o debes de estar muy acompañada de alguien que lo haga muy seguido o que te lleves muy bien, o que te esté induciendo a eso, o si la necesitas, y la verdad no se me hizo una necesidad en ningún momento porque yo lo que necesitaba era comer en un momento dado”, manifiesta.

Verónica comparte que su nieta Rafaela (hija de Cristian Castro) está muy rebelde y ya no quiere hablar con su abuela. “Es un torbellino, ya creo que ni su mamá la aguanta, porque de repente me habla y me dice "está de lo peor", ya ni habla conmigo (me dice) "Abuela, al calajo" y yo "¿cómo?"”, indica.