Comenzó su carrera artística en su ciudad natal, pero no dudó en preparar la maleta y cruzar el océano cuando le ofrecieron Reina de corazones desde el país azteca. Allí se ha hecho un hueco con dos telenovelas más: El Señor de los Cielos y Papá a toda madre, que le ha brindado un premio. Sin embargo, sus raíces siguen en España, donde están su pareja, Olivia Molina (Amar es para siempre), y sus hijos Vera, de 6 años, y Eric, de 3. Además, aquí tampoco le falta trabajo.

¿Te quedas ya en Madrid?

Esta es mi casa. Me muevo donde hay proyectos y donde me llaman. Acabo de estrenar en España la película El aviso y de momento estoy disfrutando de las vacaciones y mi familia hasta que vuelva a sonar el teléfono.

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¿Cómo has conseguido adentrarte en el mercado mexicano?

Es algo que yo no busqué. Cuando me llamaron, había interés por mí aquí, pero no se cerraban las propuestas. Así que me fui. Más tarde, de vuelta en España, me ofrecieron El Señor de los Cielos y, tras diez meses en México, regresé a mi país para trabajar en La que se avecina y Las chicas del cable. Dos años después, llegó Papá a toda madre, todo un salto en mi carrera pues interpreto a un auténtico mexicano. Estoy feliz de trabajar en sitios distintos.

¿Te preparaste mucho para cambiar el acento?

Nunca he tenido coach. He sido muy autodidacta y en cuanto aterrizo en México me sumerjo en el idioma y las expresiones. También me ayudaron mucho los cuatro hijos que tengo en la historia. Me siento muy cómodo hablando con ese acento.

¿Cómo es Jorge Turrubiates?

De los cuatro padres de la historia, que gira en torno al empoderamiento de la mujer y el papel del hombre, es el más mexicano: conservador, homófobo, católico y con opiniones polémicas. No es perfecto pero yo lo adoré enseguida. Es uno de los personajes más ricos que he hecho, adoro hacer comedia y me divertí mucho con Juan Carlos Barreto, Sebastián Rulli y Raúl Araiza. Nos hicimos muy amigos.

Además, ganaste el premio TVyNovelas al mejor actor de reparto.

Fue el broche de oro después del sacrificio de estar lejos de mi familia y trabajar con otro acento. Me he sentido muy querido por el público, no me lo esperaba. Además, al ser comedia parecía menos premiable que un drama y era una apuesta arriesgada porque los protagonistas son cuatro hombres en lugar del personaje femenino, que es lo habitual. Conseguimos cuatro premios.

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¿Te sientes un poco galán?

Yo no decido si serlo o no, ni que me reconozcan por la calle. Tomo o no lo que me ofrecen y lo que me importa es contar historias y crear personajes. Haré un galán si me toca, pero no me como la cabeza.

¿Cuidas mucho tu físico?

Hago ejercicio, porque es una terapia para mí, que me hace sentir bien y, al mismo tiempo, me sirve para mi profesión. Soy consciente de lo que vendo y lo exploto como puedo, más o menos en función del personaje.

Debe de costar mucho estar lejos de la familia tan a menudo…

Es complicado, pero hay que trabajar y Olivia y yo lo hacemos donde nos llaman, tratando de buscar el equilibrio familiar. Es la profesión que he elegido y me siento afortunado de lo que tengo. Cuando estoy en Madrid, dedico tiempo de calidad a mi pareja y mis hijos.

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¿Hay más trabajo ahora en España para los actores?

Sigue habiendo poco. Mucha gente con talento no consigue vivir de esto. En México hay mucha más competencia pero el mercado es más abierto.

¿Cómo es tu vida allí?

Básicamente lo que hago es trabajar porque el ritmo es muy fuerte. El fin de semana estudio e intento hacer deporte y, sobre todo, comer sano.