Dice que siempre pensó en la paternidad, pero lo cierto es que nada hacía sospechar que Julián Legaspi, de 42 años, sentara la cabeza. Fue su vecina quien lo conquistó, una arquitecta de 38 años, Vivian Diestra, con la que tiene dos niños: Román, de casi dos, y Germán, de ocho meses. Ahora combina su crianza con las horas en el plató, donde graba la novela Mi esperanza, con Érika Villalobos.

¿Qué te enamoró de Vivian para crear con ella una familia?

Pues es curioso. Vivía en frente de mi casa pero yo no la había visto nunca. Un día su compañera me invitó a una fiesta y en esa ocasión no fui porque yo tenía pareja. Sin embargo, a partir de ese momento empezamos a hablar cuando nos cruzábamos, hasta que me animé a invitarla al teatro y empezamos a salir. Poco después, estábamos juntos y planteándonos ser padres. Ya era hora de dar el paso.

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Y te cambió la vida…

Totalmente. Ya venía de una etapa un poco más madura en la que no salía tanto, pero seguía sin preocuparme la estabilidad. Terminaba de hacer una novela y me iba de vacaciones hasta la siguiente, sin importarme si me quedaba sin dinero. Ahora mis prioridades han cambiado y son otras: esta relación y los niños son mi amor y mi mayor preocupación. Trabajo por y para ellos.

¿Siempre has querido ser padre?

Sí, mi instinto paternal lo he llevado siempre dentro y hacía un tiempo que pensaba en la idea y me gustaba. Sin embargo, no lo he buscado, todo se ha dado de una forma natural.

¿Cómo te ves en ese rol?

El amor por los hijos es inexplicable, increíble, puro y fuerte. Nunca lo hubiese imaginado así. Llegar a mi casa y sentir el abrazo del mayor, que lo deja todo, es algo único.

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¿Qué te gusta hacer con ellos?

A Román lo llevé al mar en cuanto empezó a gatear y ahora le encanta. Es un niño muy fuerte, será un todoterreno. También lo saco a pasear en la moto. Y con los dos paso tiempo escuchando música, leyéndoles cuentos… Lo que no hago mucho es cambiar pañales. Mi mujer es una mamá aplicada y, además, tenemos ayuda.

¿Qué tal tu reencuentro con Érika Villalobos en Mi esperanza?

Es una gran compañera, actriz y ser humano. Nos tenemos mucho cariño, de dos compañeros ue se encuentran de nuevo después de años. Para mí esta novela es un reencuentro con mis amigos de los inicios.

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Vuelves a ser el villano…

Sí, desde que hice Calígula y el personaje tuvo tanto éxito, me ofrecen esos papeles. Para mí es un lujo, porque son los mejores. Los galanes cambian pero el villano sigue siendo el mismo. Además, no tienen por qué ser malos, también sienten y lloran y dan mucho juego.

¿Qué opina Vivian de tus besos en las novelas con otras chicas?

Ella sabe que es ficción. Creo que le preocupa más lo que hago después porque me llama para saber dónde estoy (risas).