Plantado en el altar

De manera velada, Ursula explica a Mauro y a Teresa el cabo suelto que dejó Cayetana y estos deciden ir a denunciarla.

No cuentan con que la señora se les ha adelantado y ya está en comisaría hablando con Méndez: “Úrsula es la responsable del asesinato de Tirso”.

A pesar de las deudas de Arturo, Elvira decide seguir adelante con los preparativos de su boda. Furioso, el coronel echa en cara a su hija el abandono al que lo condena y rechaza el dinero que le ofrece Simón.

Lolita evita que Pat encuentre a Antoñito y, ante las presiones de Ramón, el joven acaba reconociendo que lo buscan por estafa: “Vendí la Estatua de la Libertad de Nueva York a un rico empresario”.

Cayetana fundamenta su acusación a Úrsula con los mismos motivos que Teresa y Mauro utilizan contra ella por lo que Soler desacredita completamente su denuncia y ordena detener a Dicenta. Horas más tarde, el agente aparece muerto.

Llega el día de la boda y Adela se presenta ante Simón dándole la enhorabuena por el enlace.

Arturo pide a su hija mantener una última conversación que cambiará todo…

En el altar, Simón espera impaciente acompañado por Susana y al ver que su amada se retrasa, cancela el festejo y sale a buscarla.

El coronel niega saber dónde está la joven y tiene un tenso encuentro con Gayarre.

Úrsula aparece en casa de Cayetana y le promete que va a acabar para siempre con ella: “Desvelaré pruebas que te inculpan de la muerte de Tirso”.

Asustada, la señora golpea a Dicenta hasta dejarla inconsciente y anuncia por carta a los vecinos que se marcha de Acacias por un tiempo.

Al enterarse, Mauro recrimina a Méndez que lo haya permitido. De vuelta a comisaría, el inspector comienza a investigar la desaparición de Elvira.

Poco después, Simón recibe un mensaje de su amada anunciando que se marcha a Turquía a casarse con Burak, pero él no le da crédito y va a buscarla al convento donde estuvo retenida.