Tras su paso por Amar es para siempre, Elia se planteó seriamente volver a una serie diaria "por la dedicación que requiere", pero el personaje de Silvia la enamoró tanto que decidió regresar a la pequeña pantalla con esta veterana novela de época. Inevitablemente, Arturo Valverde (Manuel Regueiro) se cruzará en su camino, marcados por la educación castrense, y entre ambos surgirá una gran rivalidad, además de otros vínculos.

Has debutado en Acacias 38 como Silvia Reyes. Preséntamos al personaje.
Es una mujer de la època, pero adelantada a su tiempo. Silvia es soltera, fuerte y con mucho carácter, que irá sacando poco a poco en la trama. Su elegancia y cultura la definen.

¿A qué se dedica?
No tiene una profesión determinada. Al principio no habla con nadie, solo observará a todos los personajes, y creará a su alrededor un halo de misterio muy interesante.

¿Y eso es porque al final se va a descubrir algo sorprendente sobre ella?
¡Muy sorprendente! Pero no se puede adelantar nada.

¿Para cuánto tiempo estará?
En principio, toda temporada. Grabaremos hasta julio.

Y tendrás una relación especial con Arturo Valverde, uno de los hombres más emblemáticos de esta ficción...
Sí, en esa misión que vengo a hacer realidad en pantalla se encontrará con él. Ahi se va ir conociendo su pasado, su historia y moverá bastante su mundo. El personaje de Arturo sufrirá un gran cambio con la llegada de Silvia.

O sea, que tienes una misión que cumplir en la serie...
Efectivamente. Y no es poco, ya que en esa época la mujer no tenía objetivos concretos en su vida. Estaba a expensas del hombre y no hacía nada sin su autorización.

¿Qué te indujo a aceptar este personaje?
En primer lugar, tener trabajo. Yo venía de otra serie diaria y conocía lo bueno y lo malo de una producción así. Este trabajo te da unas tablas impresionantes como actriz. En este caso me atrajo la historia y el personaje. Cuando leí el guión, me encantó. Ella va a vivir un conflicto entre lo que considera un deber y su lucha interior y personal.

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A pesar de que ya conocías la experiencia de una diaria...
Sí, porque solo se puede rodar y estudiar, y así durante aun tiempo, pero yo admiro mucho a los actores que están en series diarias. Es la prueba de fuego de una intérprete, y tienes que estar my bien a todos los niveles, físico, mental...

¿Y tú cómo lo consigues?
Primero me preparo el personaje, para conocerlo bien. Y en el caso de Silvia, he tenido que aprender esgrima. En aquella época, las mujeres no hacía nada.

A veces lo hacían disfrazadas de hombres...
Efecivamente. Se han descubierto a mujeres bajo una apariencia de hombre, y escritoras que escribían con pseudónimo porque las mujeres no podían hacer nada.

Tu personaje es muy elegante. ¿Qué papel juega el vestuario en Silvia?
Bastante grande, porque ella tiene mucha clase y va mucho a la moda. Es culta, inteligente, buena conversadora y tiene muchas armas. El vestuario se ha diseñado especialmente para Silvia, con tonos burdeos, sobre todo, algo maravilloso. Lo peor es que debajo del vestido llevaban de todo, sobre todo el corsé, algo de lo que nos quejamos las actrices de la serie. No te permitía moverte nada. Ayuda a sostener en la interpretación los personajes de época, pero impedía a las mujeres moverse con libertad.

¿Cómo te han recibido en una serie que ya está tan consolidada?
Hay personajes muy veteranos y el equipo está muy conjuntado. Me he sentido muy bien acogida.

¿Qué recuerdas de tu trabajo en Amar es para siempre?
Fue muy bueno, también por el equipo. Lo peor de las diarias es arrancarlas, pero después va todo más rodado. Si te dan los guiones con tiempo, te puedes permitir el lujo de organizarte y llevarlo mejor.

¿Y Raquel en El Príncipe?
Un personaje sufrido y dramático, pero fue maravilloso. Los actores somos unos curritos y hay papeles más positivos que otros, pero de eso se trata, de aprender. Todos los personajes me ayudan a crecer.

¿Qué tienen en común Silvia y Elia?
Pues que somos combativas y conocemos bien el mundo masculino, eso en relación a Silvia. En la serie los va a manejar muy bien.

¿Cómo cargas las pilas?
Me gusta hacer deporte, pasear, perderme por la montaña y, sobre todo, viajar. Y disfruto mucho con lo que hago. Y eso es muy importante. Conseguir hacer realidad tu vocación y vivirla a tope es lo que realmente te da la felicidad.