El dilema de Alonso

Alonso recrimina a Rafael haber anulado el vuelo de don Juan Carlos de Borbón a Estoril. Aunque el piloto se da cuenta de su error, también deja claras sus prioridades: “Mis ideales y el partido comunista están antes que un príncipe”.

Mientras, Rosalía ultima los preparativos de la cena de Nochebuena y anima a Jaime a invitar a Nuria: “Seguro que le hará ilusión”.

Para su sorpresa, es la propia abogada quien rechaza 
la proposición por un motivo: 
su creciente interés por el fiscal Martín Pallarés.

Por su parte, Alba comenta a su  madre que ha hecho las paces con Rafael. “Volvemos a ser amigos”, dice ante el evidente malestar de Rosalía. “Me parece precipitado. No se merece ni eso”, asegura.

La ludopatía de Quintero es cada día mayor y hasta abandona su puesto de trabajo para poder ir a las timbas. Para su sorpresa, Yuste se presenta en el local y quiere jugar. Por si fuera poco, la suerte no está de su parte y pierde una fortuna. Avispada, doña Ana María se entera y le ofrece saldar su deuda “a cambio de información sobre los Novoa”.

Este no es el único frente abierto de la matriarca de los Novoa, pues Bruno lee la carta de Esteban y la acusa de tener un amante. Argimiro se entera de esto yle recrimina que se meta en la relación de sus padres.

Rosalía tiene que explicar a su hijo que Esteban no es su amante y hasta Félix interviene. “Tu comportamiento está siendo tan díscolo que estoy planteándome llevarte a un internado”, dice al chico. La medida le resultará excesiva a su madre.

Quintero no consiente que su compañera Nuria vaya a pasar sola la noche más familiar del año y consigue que acceda a cenar con él y su mujer: “Te esperamos. No faltes”.

Al final, Benigna y Benito renuncian a su luna de miel y pasarán el mes en el hostal, que en realidad es lo que deseaban ambos

Al enterarse, Pelayo les propone cenar con ellos en Nochebuena, ya que los niños están tristes desde la marcha de Marcelino y Manolita a México. “Claro. Sería estupendo”, dicen ilusionados.

A pocos días de su boda, Marta se reúne con Rafael en el King’s: “Perdón por haberte confundido y herir tus sentimientos”.

También Marta asegura estar “muy enamorada” del marqués, aunque no puede evitar dar a su exnovio un beso de despedida. Ninguno sospecha que Ginés, escondido tras una cristalera, saca fotografías…

Nada más revelarlas, Ginés se las entrega a doña Ana María. “Buen trabajo. ¡Adiós noviazgo! Ahora solo tengo que esperar el momento adecuado…”, sonríe la marquesa.

Pasadas las fiestas, Ana María enseña las fotos a su hijo: “¿Vas 
a seguir con una mujer que te engaña?”. Alonso, que no sale de 
su asombro, exige saber más.

Alonso pide a Ginés más datos sobre la noche que pasaron Rafael y Marta. Después de escucharlo, se plantea el futuro, pero de momento decide mantener su compromiso con Marta.

Alonso quiere hablar con Marta, saber si ha sido un montaje de su madre para anular la boda. Sin embargo, está muy confundido y se da a la bebida.

Al ritmo de villancico, los dueños del Hostal y los Gómez se lo pasan en grande. Las ocurrencias de unos y de otros consiguen una noche mágica.

Pelayo se convierte en el protagonista de la noche por sus chascarrillos y ocurrencias. También María anima mucho a sus hermanos pequeños.

Finalmente, Pelayo, María y el resto de sus nietos celebran una bonita Nochebuena, que nunca olvidarán.

Beninga pone toda sus ganas en que los hijos de su adorada Manolita pasen una velada especial. Algunos son muy pequeños y no se merecen una Nochebuena triste.