El sucio juego de Tuñón

Ortega sigue atormentado por su pasado y más al enterarse de que pegó una paliza a su hijo hace años. 

“Necesito tomarme algo o caeré en una depresión”, explica a Laura, que se ha convertido en su único apoyo. 

Entre tanto, en casa de los Gómez las cosas también están revueltas pues Luisita no encuentra su sitio en Madrid. 

“Así no puedes seguir. Tienes que ponerte a hacer algo; puedes trabajar aquí en el bar”, insiste Marcelino, sin embargo, ella prefiere echar una mano a Benita en el hostal. 

En la redacción, Carvajal y Marta continúan enfrentados sobre la línea editorial del semanario.

Mientras, Vicky y Llanos reciben la citación que tanto temían: deben declarar por el intento de robo en El Asturiano, para ver si son los mismos individuos que dijeron ver merodeando por la redacción la tarde del asalto al despacho de Ortega.

Cansada de que su marido valore más el trabajo que a ella, Candela deja a Arturo. “Siempre me he sentido sola, pero últimamente ya no vienes ni a comer y llegas tardísimo”, se lamenta.

Tuñón sigue empeñado en que se publique un reportaje desprestigiando a una poderosa familia de empresarios. “Es cerrarnos las puertas y crearnos enemigos”, trata de convencerlo Novoa.

Por su parte, Ignacio busca cualquier excusa para estar cerca de María y se ofrece a ayudarla a preparar una prueba. 

Al verlos ensayar, Luisita confunde la situación y está a punto de meter la pata, contando que el chico está “enamoradísimo”. 

Mientras, Charo teme no dar con un productor que se anime a contratar a Belén, algo que prometió a su padre que lograría. 

Tras pasar una noche fuera, Ernesto regresa y cuenta que ha intentado quitarse la vida. Agotados de su chantaje emocional, su mujer y su hijo se rebelan contra él y solo Laura siente algo de compasión: “¿Cómo podéis atacar así a un hombre que está totalmente indefenso?”. 

Pocos días después, Marta descubre las verdaderas intenciones de Rodrigo Tuñón: está dinamitando sus negocios con otros inversores para el semanario. “No me lo puedo creer”, piensa antes de comentárselo a Arturo. 

“Entonces, ¿el duque está actuando en beneficio propio y la revista le da exactamente igual? Ahora entiendo que encargara reportajes que nos ponen en contra a los empresarios”, dice Carvajal. 

Mientras, Susana se siente feliz por la recobrada libertad de su padre.

Pero al mismo tiempo, nota que cada vez está más alejada de Javier, pues ninguno logra separar su complicada situación familiar de su relación.

Ha llegado el temido día en el que Vicky y Llanos deben declarar y al llegar a comisaría les informan de que el caso ha sido cerrado por falta de pruebas. “Menos mal”, suspiran aliviadas. 

Finalmente, Charo ha logrado que varios productores vayan  al King’s y vean cantar a Belén, pero en el último instante ella tiene miedo de salir al escenario. “Tengo pánico escénico”, asegura. 

Con miedo pero firmes, Arturo y Marta deciden no ceder a las exigencias de Tuñón. “Sería una vía de flote momentánea para la revista pero el declive futuro. Terminaríamos sin lectores”, piensan.