En comisaría, Ömer somete a Hüseyin a un duro interrogatorio y le pide que entregue a Tayar, pero él se niega: “Voy a usar mi derecho a guardar silencio”. Antes de ser trasladado a prisión, hace una petición a su hermano: “Cuida de mis tres hijos y no dejes que sigan mi camino”.

Una vez allí, se reencuentra con Ali ya que Tayar ha usado sus influencias para que compartan celda. Preso de la desesperación, el hombre trata de quitarse la vida colgándose de una barra, pero su compañero llega a tiempo y lo evita. “Es lo mejor que podía haberme pasado. Ya estoy muerto en vida. No me atrevo a mirar a los ojos a mi familia”, se lamenta.

Asli recupera la conciencia después de la crisis que tuvo al ver el vídeo donde forcejeaba con su madre y Elif le muestra su apoyo: “Fue un accidente. Estabas bajo el efecto de las drogas y no eras tú misma en ese momento”. De igual manera, se comporta el resto de la familia cuando recibe el alta médica. “No te des por vencida y lucha por recuperarte”, le piden.

Por casualidad, Ömer y Elif se encuentran en un bar y él siente que es el momento de contarle por qué se alejó de ella: “Encontré al asesino de tu padre. Fue Hüseyin. Un asesinato nos unió y ahora es el que nos separa”. Y añade: “Lamento lo que has tenido que vivir por mi culpa”. La diseñadora de joyas queda rota de dolor y deambula por las calles.

Unas horas después, despierta en el hospital tras sufrir un desmayo y le cuenta lo sucedido a Nedret y Levent. Svetlana permanece en dependencias policiales y Ömer lleva a su hijo a la casa familiar. Melike lo rechaza, pero Elvan la contradice: “Él no es responsable de lo que haya hecho su padre. Lleva mi sangre y se quedará aquí”. No es la única visita inesperada que reciben. Nedret llega muy alterada y recrimina a la anciana la forma en que crió a sus hijos: “Hüseyin es un asesino y Ömer destruyó la vida de Elif. Ojalá nunca lo ubiera conocido”. El propio Demir es el encargado de ponerle un alto y la echa de su casa. “Si nos vuelve a molestar haré pública la propuesta que le hizo a Ipek”, la amenaza.

Entre tanto en prisión, Hüseyin comparte con Ali que tiene pruebas en contra de Tayar y el xpolicía lo convence de que sea su esposa Salma quien lo guarde. “Sácanos lo más rápido posible de la cárcel y del país y tendrás ese ‘pendrive”, exigen a su jefe en una llamada telefónica.

Sin embargo, este se adelanta a sus movimientos y logra que Salma le entregue el prendrive tras secuestrar a su hijo. Asli no soporta más la culpabilidad y se entrega en comisaría: “Soy una asesina. Maté a mi madre”. Ömer se desespera al enterarse y acepta la ayuda de Tayar para que quede en libertad a cambio de entregarle la lista que Elif robó de la fundación.

Gracias a la ayuda de Ipek, Elif consigue tener un encuentro con Hüseyin y le reprocha sus actos. “Tu padre no merecía vivir. Quería quedarse con unos diamantes de Tayar”, asegura él. Totalmente enajenada al oír sus palabras, la diseñadora coge unas tijeras y trata de clavárselas, pero Ömer evita una desgracia. A pesar de que en principio se niega a olaborar con la policía por miedo a represalias, Fatih termina aceptando. Por eso, queda en libertad y Demir lleva a Nilüfer junto a él. “Iré a vivir a su casa y seré de nuevo su mano derecha. Quiero que se pudra en la cárcel”, explica. Más tarde, el matrimonio disfruta de un tiempo juntos y hacen el amor.

Ipek, cada vez cercana a Ömer, se arma de valor para revelarle el motivo de su ruptura: “Mi hermano desapareció un día así que Serat me llamó y dijo que podía yudarme. Me citó en un lugar abandonado y me violó. Me amenazó con hacer daño a mi familia si lo denunciaba y mi madre me obligó a casarme con él”.

En otra parte de la ciudad, Levent por fin se declara a Elif: “Estoy enamorado de ti desde que te conocí”. Ella se siente halagada, pero lo rechaza pues no ha olvidado a Ömer. De nada sirve que haya recibido unas pruebas de ADN que confirman que es el padre del hijo de Ipek.