Desesperado por obtener algún dato sobre la muerte de Taner, Ömer presiona a Jalil, el compañero con el que compartía celda. “No sé nada, ya se había ahorcado cuando desperté”, declara este. Mientras, Tayar se siente cada vez más inseguro y Metin trata de calmarlo: “Busqué una persona de confianza. Trabajó en su hospital como chófer, pero borré todas las evidencias”.

Nilüfer está angustiada por su encierro y se niega a responder a las llamadas de su amado. Sin embargo, ante la insistencia cambia de parecer. “Quiero que me des una oportunidad. Te tengo una sorpresa”, suplica Metin.

Esa noche, Elif se prepara para acudir al cumpleaños de Ömer cuando llega Bahar a malmeter: “Tan rápido te rindes... Realmente siento que te gusta sufrir por él”. No tarda en conseguir su objetivo y la diseñadora se queda en casa. “Es fácil pensar en lo que no tienes que hacer, pero es imposible controlar el corazón. Cuando me mira o dice algo lindo me olvido de todo”, explica abatida. Luego, rompe el poema que había enmarcado como regalo. Ajeno a esto, el policía disfruta de la celeración junto a su familia.

Totalmente ebrio, Arda se presenta en casa de Pelin y a gritos consigue que se asome a la ventana. De esta manera, una vez más se declara y hace referencia a hechos del pasado que dejan a la policía descolocada. “Tú me diste esperanzas durante años. ¿Recuerdas con quién fuiste al baile de graduación? Conmigo. En Ankara, el primer lugar al que me destinaron, me visitaste muchas veces. Estabas saliendo con ese estúpido agente inmobiliario y me casé solo por fastidiarte. No huyas, tú también me amas”, afirma.

Ömer también se ve envuelto en problemas amorosos. Cita a Elif en un acogedor restaurante para desayunar y abre su corazón: “Ya te perdoné. Me enseñaste a ver las cosas de otra manera. No importa quién seas ni lo que hagas, te amo”. No obstante, la diseñadora de joyas lo rechaza al recordar una conversación que tuvo con Samy. “Dejé de amarte”, miente. El policía extrañado sale tras ella y la esposa para obligarla a decir qué oculta, aunque es en vano.

Lejos de allí, Nilüfer tiende una trampa a Mert para poder encontrarse con Metin. Este la lleva a su casa y le propone matrimonio, pero ella se muestra reticente pues no sabe nada de su vida. “Mi papá violó a mi madre y está vivo. Actuó como si no lo supiera y hago su trabajo sucio. Es triste pero mendigo su amor”, se sincera el chico. Ahora sí, la joven acepta y un imán los convierte en marido y mujer. Más tarde, se despiden pues él debe viajar a Roma.

En comisaría, Arda se disculpa con Pelin y le pide otra oportunidad: “Tengamos un nuevo comienzo y olvidemos el pasado. Hagamos como si no nos conociéramos”. Cuando ella abre el cajón de su escritorio, halla una flor con una nota invitándola a salir al cine. Tras hacerse de rogar, acepta dejando entrever que siente algo por su compañero.

La investigación de Ömer cada vez está más avanzada y Tayar temeroso de que lo meta en la cárcel, cita a Ali y Hüseyin: “Quiero que lo expulsen de la policía”. Este último se niega a hacer más daño a su hermano y tiene una fuerte pelea con su jefe, pero no le queda más remedio que acatar sus órdenes cuando le chantajea con mostrar una conversación en la que reconoce el asesinato de Sibel y Ahmet.

Desconsolado, Demir desaparece de casa y busca refugio en su segunda familia. “Mis pecados me están matando”, se lamenta.

Pasadas unas horas, Arda le cuenta a Ömer que Jalil murió en la prisión y este, convencido de que Tayar está detrás, consigue la autorización del fiscal para interrogarlo. Sin embargo, cuando está a punto de hacerlo Ali le pide ver ese documento y al no encontrarlo, lo aparta de la policía. “¡Eres un maldito! Me han tendido una trampa”, se defiende furioso. No imagina que fue Hüseyin quien hizo todo. Por fortuna, Samy confía en él y acepta que continúe en la investigación pero en la sombra.