Carmelo, atormentado

Emilia y Severiano tienen un encuentro a las afueras del pueblo.“Quiero que te marches de aquí”, le pide la joven al perverso personaje.

Reciben a un nuevo inquilino: Ismael. Hernando Doscasas ha decidido que comercialice sus productos y todos, menos Matías, le aceptan de buen grado.

Al ver esta reacción, Beatriz se lo toma como un ataque de celos tontos de su novio e intenta sin éxito que entre en razón.

Rogelia descubre que la muchacha está disimulando el intenso dolor que siente en la herida que le provocó el cepo.

Sin embargo, a su joven enamorado le dice que está cicatrizando muy bien. “No quiero llamar al doctor Moliner. Acaba de enterrar a su esposa y no está para que nadie lo moleste”, comenta. 

Atormentado por haber asesinado al marido de Adela, se siente mejor al ver que ella ha logrado poner en marcha el proyecto de su esposo.

Ajeno a esta conversación, Ismael se instala en su habitación y se pone cómodo dejando al descubierto su espalda, marcada por una quemadura del pasado.

Poco después, empieza a dar señales de que no es la persona sencilla y tranquila que aparenta. Ordena sus objetos personales de manera obsesiva y esconde en su cuarto una misteriosa carpeta.

Como primera acción en su nuevo puesto de trabajo, Ismael propone el envío de muestras de perfumes a todos los clientes potenciales de Los Manantiales y se ofrece a ayudar a Matías, algo que al chico le provoca cierto hartazgo.

En La Casona, doña Francisca  sigue maquinando con Mauricio la manera de tomar las riendas del ayuntamiento: “Raimundo supone un escollo en nuestros planes, así que no me va a quedar más remedio que inhabilitarle”.

Sin el permiso de Beatriz, Rogelia comunica a Hernando y a su esposa que la chica está desesperada de dolor y su herida tiene mal aspecto.

La mujer de Hernando tampoco se encuentra en su mejor momento, pero lo oculta como puede a sus familiares.

Severo presiona a Raimundo para que centre la investigación en Francisca. Está convencido de que ella es la asesina de su hermana.

Severo sigue dolido con su amigo, que no muestra empatía por el fallecimiento de su hermana.

“No te preocupes, hablaré con Carmelo de este y otros asuntos”, le promete Lucas poco después.

Beatriz empieza a tener menos dolores.

El doctor Moliner se reúne con Carmelo y además de comentarle que se reconcilió con Sol antes de morir, le dice que necesita saber qué le tiene tan distante. Leal es incapaz de articular palabra.

Candela sigue ingresada, pero recibe la visita de Carmelo.

Carmelo se desahoga roto de dolor delante de su amiga, que es la única que junto con Sol sabían que había matado a un hombre.