Visita sorpresa

Según informa Onésimo, la investigación sobre la muerte de Rogelia apunta a un suicidio, pero a Hernando le cuesta creerlo.

Aún afectado por tan trágico desenlace, Doscasas deja a Camila con Beatriz y se marcha al pueblo de su ama de llaves para asistir al funeral.

Entre tanto, Ismael busca cualquier objeto relacionado con la fallecida que pueda comprometerlo.

Cristóbal ha conseguido doblegar a Carmelo, que disimula como puede la culpa que siente por su traición.

Siguiendo las órdenes de Garrigues, Leal entrega a Severo unos papeles que este fima sin mirar ni intuir que está siendo víctima de un desfalco.

Ese mismo día, será Onésimo quien, tras reiterar su amor a la joven, se quede sin palabras al descubrirla en brazos de Eloy.

Cada días más atraída por Ismael, Beatriz decide romper con Matías aunque no se atreve a confesarle la verdadera causa de su decisión.

La obsesión de la muchacha llega a ser tan grande que no duda en ponerse del lado de Barrientos cuando Camila le reprocha haberse deshecho de todas las pertenencias de Rogelia sin consultárselo.

Horas más tarde, Hernando encuentra la capeta con los decumentos que tan celosamente guardaba Ismael. “Actuaré con naturalidad hasta que él mismo se delate”, piensa.

Y es que, su minusvalía siempre ha sacado su lado más protecto pero doña Francisca no está dispuesta a acoger a una “tullida” y las echa a las dos.

Serán Mauricio y Raimundo quienes intercedan por ambas y consigan que la Montenegro les abra la puerta de nuevo.

Garrigues reúne a las personas más importantes de Puente Viejo con objeto de hacer público el nombramiento de Onésimo Mirañar como nuevo alcalde.

Pero Ulloa no se deja engañar: está seguro de que Cristóbal ha regresado para algo más.

El primo de Hipólito, por su parte, no consigue disfrutar de nuevo cargo por la traición de Elodia. Su dolor es aún mayor que su alegría.

Sin embargo, su semblante cambiará cuando se entere de que Eloy es el hermano de su amada y no su novio como él creía, aunque tampoco esta alegría le durará mucho. La turronera le anuncia que tiene que marcharse.

Carmelo se emociona cuando Severo le confiesa que está dispuesto a olvidar sus diferencias en nombre de su amistad y, sobre todo, porque lo quiere “como a un hermano”.