Un padre peligroso

Santacruz no opone resistencia cuando la Guardia Civil se lo lleva a comisaría como presunto asesino de Venancia.

Al enterarse, Melitón se lo comunica a los más allegados, que se quedan de piedra pues, como él, están seguros de su inocencia.

Quien más preocupada se muestra es Adela y corre a buscar a Carmelo, que le explica lo sucedido.

“Intentábamos que hablara, nos fuimos un rato y cuando volvimos estaba muerta. Dejé a Severo para ir al pueblo y a mi vuelta vi cómo se lo llevaban. Me escondí porque creía que le sería más útil libre”. Sin embargo, empieza a dudar y cuando va a visitar a su amigo insiste en entregarse, pero él se opone: “Prométeme que seguirás buscando a mi hijo”.

Los nervios mantienen a Fe en alerta tras ultimar los detalles de la fiesta.

Todo se trata de una encerrona en la que espera que el padre de Vicente y sus socios sean arrestados y de paso liberado el hijo de Nazaria.

Fe atiende a los invitados para guardar todas las apariencias mientras espera la llegada de la Guardia Civil.

En La Casona, la mujer intenta que su extorsionador robe a Francisca esa misma noche, pero él se niega.

Ajena a esto, la Montenegro disfruta indicando a Mauricio la dirección a la que debe enviar el periódico donde aparece Julieta.

Cerca de allí, la chica se asusta al verse en el diario, al igual que su abuela, que le habla claro: “Debemos irnos cuanto antes, ya sabe dónde encontrarnos”. Ella le da la razón, pero le pide un día para solucionar el problema de la vivienda de Larraz y del resto de los jornaleros, que ya no cuentan con las casas de acogida.

Saúl también intenta ayudar a los empleados pidiendo a Francisca que les proporcione un lugar donde instalarse pues el frío arrecia y las tiendas de campaña ya no proporcionan un cobijo adecuado. La señora se compromete a hacerlo, pero no le dice cuándo.

Tal y como había planeado Fe, la guardia civil llega a la reunión para llevarse al padre de Vicente y a sus secuaces.

Sin embargo, no todo resulta como esperaba.

En un momento dado se oyen disparos y comienza a producirse un tiroteo.

El mafioso muere y su amiga Magdalena recibe un disparo casi letal.

Fe corre a atender a su amiga mientras intenta explicarse qué ha ocurrido.

Magdalena está muy grave.

Adela comenta con Severo sus sospechas de que Francisca está detrás de su detención. La señora, mientras tanto, visita a Carmelo para regodearse por el infortunio de su amigo.

El alcalde intenta contenerse, pero está hundido porque Lucas, que ha mentido por ellos en el asunto, ha huido de España para eludir la justicia.

Onésimo pilla a Tiburcio hablando por teléfono en la casa de comidas y lo acorrala. Poco después, el forzudo confiesa a Dolores que no pasará la Navidad en el pueblo porque regresa al circo. La mujer aparenta normalidad, pero su marcha la deja muy triste.