Una pareja de conveniencia

La noticia de la reapertura del juicio sobre la muerte de Mariana ha dejado a los Castañeda muy preocupados, en especial a Alfonso, que telefonea a su hermano Ramiro para desahogarse.

Luego, el hombre confía a Matías su miedo de que el asesino quede en libertad y el muchacho le asegura que puede contar con él para lo que necesite.

Nazaria va a ver a Fe al local que pronto abrirá en el pueblo y le agradece que se haya apartado de Mauricio, pero la antigua criada le aclara que no lo hace por ella.

Prudencio desconfía de la promesa de Saúl de mantenerse alejado de Julieta.

Sobre todo porque la chica aprovecha cualquier oportunidad para acercarse.

La llegada de Laura, la ayudante del doctor Zabaleta, resulta providencial para él pues se percata de que la enfermera se siente atraída por su hermano y anima a este a entablar amistad con ella.

Mientras Nicolás se desvive por hallar el mejor abogado para llevar el caso de su difunta esposa...

... la llamada de teléfono de Aurora enturbia más la tranquilidad de los Castañeda.

Un ciclón ha asolado la zona de Cuba donde viven Gonzalo y María, de quienes no se sabe nada al igual que de los miles de personas.

Severo sigue sin dar señales de vida y Carmelo se siente culpable por mucho que Adela le insiste en que al mentir sobre Carmelito  solo pretendía ayudar a su amigo.

Finalmente, Santacruz aparece, pero no explica el motivo de su ausencia.

Poco a poco, Laura se ha convertido en una persona imprescindible para Saúl, pues le ha ayudado a mediar en el conflicto con Larraz y la indemnización de su hijo, aunque sin éxito.

Además, se siente tan a gusto con ella que se sincera: “Necesito que Julieta crea que estamos juntos para que deje de buscarme y se fije en mi hermano”.

La joven, que está enamorándose de su nuevo amigo, acepta la proposición. Poco después, Ortega se las ingenia para que Julieta los vea besándose.

Aunque se le rompe el corazón al ver huir a su amada, cree que ha hecho lo correcto. También doña Francisca, que al conocer la farsa que ha montado la pareja se felicita por ello.

Horas después, la nieta de Consuelo interroga a su amado sobre lo que ha visto. “Tú ya no significas nada en mi vida, nunca debimos estar juntos”, responde él.

La muchacha corre ofendida en brazos de Prudencio, que le ofrece un hombro donde llorar mientras Saúl se derrumba por lo miserable de su comportamiento.

Ante la imposibilidad de encontrar un abogado competente, Nicolás decide llevar el juicio del asesino de Mariana. 

A Emilia y a Alfonso les parece bien, pero hay otro asunto que no les permite alegrarse, la falta de noticias de María y Gonzalo.

La dueña de la casa de comidas está tan angustiada que quiere ir a Cuba y Raimundo le propone acompañarla.