Aunq ue Adela le ha asegurado que no quiere volver a verlo, Carmelo regresa a su casa para hacerle una grave advertencia: “Escúchame, por favor. Cristóbal me ha amenazado con matar a tu hijo si lo desobedezco”.
La mujer se desespera ante la revelación y, después de echar a quien hasta hace unos días era el hombre que ocupaba su corazón, llora sin consuelo pues teme por Ulpiano.
Padre e hija entierran a Damián en secreto y vuelven dispuestos a cerrar el triste capítulo de sus vidas que ha protagonizado el chico.
Ella, además, intenta superar el rechazo de Matías, pero no lo consigue porque se agolpan en su cabeza sus buenos momentos juntos.
Por suerte, no todo son malas noticias en Los Manantiales. Pasados los angustiosos días en que se temía por la vida de Camila, por fin el doctor Zabaleta le da el alta y le asegura que podrá quedarse embarazada de nuevo si así lo desea.
Doña Francisca insiste a Fe en que debe mostrarse fría con Mauricio si quiere que la muerte de su hermana siga siendo un secreto.
Al capataz le desconcierta la actitud de la criada y empieza a sospechar que hay algo extraño en la marcha de Caridad. Tanto es así que decide investigarlo.
Con cierta dificultad, se hace con la carpeta de la mujer que la patrona guarda en su despacho.
En unos días será carnaval y el pueblo se prepara para celebrarlo. Matías se ilusiona con la idea de conocer chicas en el baile y se afana por aprender la polka.
El espíritu festivo se ve empañado debido a una bestia de terrorífico aspecto que se dedica a asustar a las mujeres.
Para cazarla, los hombres del pueblo le tienden una trampa con Emilia de cebo. La hija de Raimundo se pasea, aparentemente sola, por el campo y cuando el monstruo se le acerca…
Todos se quedan perplejos al ver bajo las pieles de la fiera a Hipólito, que no consigue que los vecinos entiendan su broma.
Resuelto el caso, los vecinos deciden disfrutar de las fiestas, y quien mejor se lo pasa es Matías, que queda con los chicos del pueblo y coquetea con cuanta moza conoce.
Emilia se preocupa, pero Alfonso le pide que lo deje a su aire: “Se ve contento, parece que empieza a olvidar a Beatriz”.
Bebe sin medida para poder soportar el acoso de Garrigues y el rechazo de Adela.
Trata de frenarlo para evitar que se meta en líos, pero su esfuerzo es en vano.
Pistola en mano, el abogado se cuela en una reunión de Cristóbal y lo mira con odio.
Ella le asegura que no lo hace por temor a las represalias del patrón, pero en el fondo es porque aún siente algo por él. Tras lo ocurrido, Garrigues cita a la mujer en Miel Amarga.
Allí también es citado el alcalde, a quien Garrigues exigirá que se afilie al Partido Oficialista. ¿Acatará la orden?
Conscientes del peligro que corren, ambos deciden tomar precauciones.
Y así se lo comenta el fotógrafo: “No creo que pueda sacar adelante el negocio”.
Ajena a esto, Camila recupera la alegría cuando alguien se presenta por sorpresa en Los Manantiales.