Continúa el desescombro de la iglesia de Galente y, para desesperación de Francisca, Raimundo sigue sin aparecer.
Emilia y Alfonso insisten en quedarse a ayudar, pero las autoridades piden a todos que se vayan.
En Los Manantiales, Hernando comenta con Nicolás que está preocupado porque Camila le ha pedido dinero para que su amiga vuelva a Cuba y la cantidad es elevada.
Cristóbal obliga a Carmelo a acompañarlo a casa de Adela para preguntar por lo ocurrido en la explosión.
El militar se muestra satisfecho cuando le dice que es probable que Ulloa haya fallecido y que la señora está viva de milagro.
Leal se da cuenta de que Garrigues había planeado así el atentado, algo que le confirma al quedarse a solas: “Muerto su amor, Francisca será una presa fácil”.
Decidida a reconquistar a Matías, Beatriz se deja ver por el pueblo y empieza a coquetear con Eusebio, un chico del lugar, para darle celos.
El plan surte efecto y el hijo de Alfonso insulta a quien considera su rival. Después, se aleja en busca de alguna distracción pese al consejo de su padre, que cree que esa actitud solo le acarreará problemas.
El capataz no soporta por más tiempo la indiferencia de Fe y la acorrala para que le revele el motivo de tal comportamiento.
La criada, a quien se le rompe el alma cada vez que miente al capataz, acaba revelándole la extorsión de la patrona.
Él se da cuenta de que jamás serán felices si permanecen al lado de la Montenegro y planea huir juntos.
A La Casona llega Onésimo con una triste noticia: “Van a dar por muerto a Raimundo, están seguros de que no lo encuentran porque su cuerpo estalló en pedazos”.
Francisca y Emilia, que también se encuentra allí, se derrumban pero la segunda, además, culpa a la primera de la desgracia.
Enterada del asunto, Adela se acerca a ver a la señora y, tras darle ánimos, le aconseja que se acerque a la iglesia para despedirse de él.
Camila, que cree que su marido ha solucionado los problemas económicos de la empresa, asegura a Lucía que pronto le entregará el dinero que necesita.
La cubana le da las gracias y aprovecha cualquier momento para acercarse al esposo de su amiga, por quien se siente atraída.
Esa misma noche, mientras el matrimonio disfruta de un romántico encuentro en su habitación...,
... Lucía suplica al dios particular que venera que la ayude a seducir al hombre de sus sueños: Hernando Doscasas.
Al llegar a Galente, Francisca recuerda que vio a Carmelo tras la explosión y regresa a Puente Viejo para culparlo del atentado.
En ello está cuando don Berengario los interrumpe: “Raimundo ha aparecido bajo los escombros, vive aunque su estado es grave”.
Con él en casa y una enfermera que lo cuida, la patrona escucha las indicaciones de Zabaleta.
Emilia, que ha ido a visitar a Ulloa, le aclara la situación: “No me fío de usted y no voy a permitir que mi padre se quede aquí para que lo mate”. Acto seguido, pone una denuncia contra ella.
Mientras tanto, Alfonso reprende a su hijo ya que ha dejado de cumplir en el trabajo y le envía a hacer sus recados.
Pero al llegar a casa se da cuenta de que ha perdido todo lo que llevaba, recibiendo una gran reprimenda de sus padres.
Pero en ese momento aparece Marcela con la cartera del joven, la cual encontró en el bosque.
De nuevo en la calle, la chica se encuentra con Adela y le confiesa que se ha enamorado. “Pero él jamás se fijará en alguien como yo”, se lamenta.
Por su parte, Gracia comunica a Adela su decisión de cerrar la Confitería. “Así podrás dar tus clases”.
“Tuvo muchos, todo allí se hace con más fogosidad”, le explica al percatarse de que el comentario lo ha ofendido.