Es Dolores Asenjo, la alcaldesa pimpollo de El secreto de Puente Viejo. Antes, era conocida por series de televisión como Al salir de clase, Manos a la obra, El comisario, Aquí no hay quien viva, Hermanos y detectives, La que se avecina, La pecera de Eva…

A los 59 años, ¿te has sentido invisible alguna vez en la vida?
Profesionalmente no porque he tenido mucha suerte y además soy emprendedora y tengo mi propia compañía de teatro que produce espectáculos. Eso sí, he tenido que tirar siempre del carro. Y afectivamente me he sentido invisible muchas veces; no tengo pareja ni hijos y eso se nota. Al tiempo me relaciono mucho con gente joven en el trabajo porque soy muy Peter Pan y no tengo pudor en salir con ellos a tomar algo o ir juntos al teatro.

¿Alguna vez has tenido que echar mano de la ironía para reivindicarte?
Constantemente. Si se dices lo que piensas directamente a un hombre, le sienta mal.

¿La mujer interpreta en la ficción papeles diez años mayor de los que en realidad tiene?
En este país se hacen castings donde se contrata a gente joven para hacer de mayores en lugar de poner a gente madura. Creo que los productores se equivocan porque creen que la belleza va a tirar del personaje y lo que la gente quiere es verse representada, ver a una mujer madura haciendo papeles de su edad. Una chica de treinta y tantos haciendo de abuela no se lo cree nadie y hasta las mismas mujeres que hacen un casting lo reconocen.

¿Dónde está la mujer madura mejor representada?
En el teatro siempre somos más libres y tenemos más opciones. El problema de los productores en cine y televisión es que tienen miedo de arriesgar y buscan nombres muy conocidos o rostros bellos y jóvenes. En el teatro, en cambio, como hay una distancia real entre el espectador y el actor, los productores defienden la experiencia de la actriz. Al fin y al cabo, en el teatro, la actriz está desnuda, no puede parar ni se puede cortar.

¿La sexualidad es otro de los temas tabú?
El fetichismo sobre la belleza y la sexualidad lo sufrimos sobre todo las mujeres. Las de 50 tenemos otros atractivos diferentes a los de las chicas de 30, pero bajo la visión de los hombres y sobre todo si son jóvenes, no se resaltan. Se creen que no tenemos las mismas necesidades sexuales que ellos y yo personalmente, después de un pequeño bajón cuando me llegó la menopausia, te puedo asegurar que me he recuperado del todo (risas). Tengo las mismas ganas que antes y ¿por qué no puedo volver a enamorarme?

¿Existe brecha salarial más acusada en actrices maduras?
No sé lo que cobran mis compañeros porque nadie se atreve a preguntar, pero creo que la experiencia es un grado en nuestra profesión y se trabaja mucho más rápido, sobre todo en una serie diaria como en la que estoy yo. Trabajamos con más eficacia que la gente joven y eso puedo decirlo a los cuatro vientos.

Apron, pinterest

¿A tu personaje, la alcaldesa Dolores, en El secreto de Puente Viejo le pesa la edad?
No. Ella se siente muy guapa y muy lozana. Con tipazo y nada vieja. Ya es abuela pero se ha casado con un hombre más joven, así que tiene una alegría en el cuerpo, impresionante.

¿Sigues de gira con la obra de teatro No hay camas libres, del director y autor Carlos Zabala?
Sí y además de actuar, la produzco con mi compañía que se llama Peineta Producciones. Espero estar en Madrid para primavera o verano del 2019. En la obra hablamos de las consecuencias de la crisis y los desahucios en clave de comedia. Y del punto de corrupción que tenemos todos, inherente al ser humano.

Dime varias mujeres mayores de 50 años por las que sientes admiración.
Admiro profundamente a Elvira Mínguez; me parece una actriz maravillosa y también a Susi Sánchez, que es otro pedazo de actriz. Carmen Machi y Blanca Portillo eran compañeras mías en la escuela y me encantan y también Ana Goya. Somos muchas y muy buenas (risas). Y extranjeras, admiro a Meryl Streep, Susan Sarandon y Glen Close.