Reconoce que por su físico tienden a ofrecerle papeles de “macarra”, pero no se cierra a nada siempre que le “emocione”. Es lo que le ha ocurrido con Élite, que vuelve a darle proyección internacional después del gran éxito de La casa de papel. A sus 26 años y, con una carrera en vertiginoso ascenso, mantiene los pies sobre la tierra.

Te ha tocado otra vez el papel de chico malo…

Cuando te ponen la chupa de cuero, te metes rápido en el rol. Me gusta ese estilo de personajes, pero quería que fuera distinto a Denver, de La casa de papel. Acaba acusado por la muerte de Marina [María Pedraza]. Tenía todas las papeletas, pero por eso también era obvio que no sería el asesino, solo un presunto culpable. Al final, Nano es un trozo de pan, que ha crecido más rápido de lo que debería y encuentra la felicidad a través de esa chica rica. Yo comprendo por lo que ha pasado.

¿Qué te atrajo de la historia?

El reflejo de la realidad. Salgo de la serie entendiendo a mi hermano pequeño y ahora empatizo con sus problemas. Los jóvenes merecen que se les escuche y hacía falta una serie así.

¿Veías producciones juveniles?

Nunca las he seguido porque no me sentía identificado. Por eso, al principio me asustó que este proyecto fuese algo que ya se hubiese hecho, porque entonces no me iba a compensar. Cuando vi que era distinto, fui de cabeza.

Has pasado de La casa de papel a Élite sin descansar nada…

No lo necesitaba. Me encanta el oficio y estar en la cresta, y si me dejan hacerlo, es perfecto.

¿Te apetecen otro tipo de roles?

Me gusta todo. Acabo de estar en una película con María Pedraza, con quien además coincidí en La casa de papel, y ahí soy todo lo contrario de esos macarras. También lo he disfrutado mucho.

¿Cómo te planteas el futuro?

Quiero hacer cosas que me emocionen, arriba o no tan arriba, me da igual. Al final todo cuenta, vivir la magia de un bombazo y hacer proyectos que personalmente te toquen más. Mi profesión cobra sentido cuando viene un chico por la calle y me dice que mi personaje le salvó la vida porque se vio reflejado en él.