Recuperada del accidente que la llevó al quirófano, Victoria participa en una importante carrera y logra llegar en primer lugar a la meta. Sin embargo, su felicidad se vendrá abajo cuando, ya en el podio, Cecilia intervenga ante los jueces: “Esa muchacha no está preparada para un ejercicio tan duro, pues sufre graves trastornos alimentarios”.

Lamentablemente, días después y tras someter a la joven a varias pruebas, el comité deportivo le prohíbe seguir participando alegando que los constantes desmayos que ha sufrido por la falta de nutrientes y una mala alimentación no son permitidos en la alta competición. Sobreponiéndose a este duro revés, Victoria se enfrenta a la mujer: “No voy a dejar de luchar y cuando menos lo esperes triunfaré, pese a tus intentos por hundirme”.

Cegado por el ansia de riqueza, Julio se las ingenia para hacer pasar por loca a Elena y enviarla a un psiquiátrico. Con su esposa incapacitada para tomar decisiones sobre la fortuna de los Santibáñez, el malvado hombre se prepara para dar su siguiente paso: librarse de Andrés.

Jorge está cansado de las manipulaciones de Adriana y confiesa a Cecilia que la chica se le ha insinuado descaradamente con el único objetivo de destruir su matrimonio. Pero, para su sorpresa, ella lo acusa de no respetar a su hija y da por terminada su relación. “Iniciaré enseguida los trámites de divorcio”, le anuncia.

Al enterarse del mal momento que atraviesa Victoria, Andrés engaña a la joven para llevarla a su pueblo sin que Raúl lo sepa. Allí, disfrutan de su mutua compañía y comparten confidencias.

Muy afectada por su ruptura matrimonial y con serias dudas sobre su hija, Cecilia termina en la iglesia del pueblo desahogándose con el padre Esteban. Al escuchar la desgarradora historia de la mujer, el sacerdote deduce que es la verdadera madre de Victoria, pero prefiere guardar silencio.

Santiago y Andrés intentan negociar con su cuñado para que se vaya de la hacienda con todo el dinero que necesite, pero Julio se niega en redondo.

Ya en su casa, Victoria confiesa a Raúl que estuvo con Andrés y el médico, muerto de celos, corre en busca de su rival para exigirle que se aleje de su esposa. Ante la negativa del muchacho, ambos acaban llegando a las manos. Cecilia acude al reformatorio donde estaba Adriana con intención de confirmar si es su verdadera hija pero, para su decepción, la directora se niega a proporcionarle los documentos que necesita y le sugiere realizarse una prueba de ADN. En ese mismo momento el padre Esteban habla con Chencha: “Ha aparecido la madre de Victoria”.

Inmediatamente, la mujer pone al corriente a la chica, pero esta rechaza tener cualquier contacto con quien fue capaz de abandonarla al nacer y el cura se ve obligado a negar su ayuda a Cecilia.

Ajeno a esto, Jorge no puede resistirse a las constantes insinuaciones de Adriana y acaba rindiéndose a la pasión que la joven despierta en él. Sin embargo, tras hacer el amor con ella, los remordimientos lo abruman.

Andrés se lleva a su sobrino sin decir nada a Julio y se presenta en casa de Chencha, a quien pide ayuda para cuidarlo pues sin Elena el pequeño no tendrá una figura materna que lo eduque. La mujer y Victoria, que se encuentra allí, aceptan encantadas.
Nada más reparar en la ausencia de su hijo, Montaño consigue que la policía detenga a los hermanos Santibáñez acusándolos de secuestro, pero no tardan en ser puestos en libertad.