Maura está decidida a aprovechar la desesperación de Victoria por encontrarse con Alejandro y promete dejarle ver al niño a cambio de una gran suma de dinero. Como no tiene la cantidad que le pide, la deportista le entrega la medalla de oro que Andrés le regaló.

Julio, por su parte, comienza a acudir a la consulta de Maritza fingiendo estar desesperado por todas las “maldades” que le ha hecho Tonantzin. Como el hombre esperaba, la psiquiatra no solo se siente identificada y se ofrece a ayudarlo, sino que acaba dejándose seducir e iniciando una relación sentimental con él.

Nada más enterarse, Braulio trata de hacer entrar en razón a su sobrina, advirtiéndole que su nuevo novio solo está utilizándola. Lo mismo hace Victoria, pero la mujer hace caso omiso de sus palabras.

Mientras, Montaño tranquiliza a una celosa Adriana: “No tienes motivos para desconfiar de mí. Maritza solo es mi mejor carta para vencer a nuestra enemiga”.

Isadora ha recibido una tentadora propuesta laboral en Europa e intenta convencer a Raúl para que lo deje todo y la acompañe en su nueva aventura, pero él se niega: “No puedo marcharme ahora. Elsa me necesita más que nunca y no voy a abandonarla”.

Maura tiene que ausentarse unas horas y Maritza acepta el ofrecimiento de Julio de cuidar a su hijo. Horas después, la psiquiatra se dará cuenta de su error cuando regrese a casa y se percate de que ambos han desaparecido. Devastada, llama enseguida a su tío y a su prima, que le reprochan con dureza no haber sabido cuidar del pequeño.

Ante la gravedad de la situación, Victoria no duda en recurrir a los medios de comunicación solicitando la colaboración de la gente para encontrar a su hijo lo antes posible. La chica incluso accede a pagar el cuantioso rescate que le exige Montaño. Este, confiado, no imagina que se trata de una trampa.

Por suerte, el plan de la joven sale a la perfección y con la ayuda de Andrés logra recuperar sano y salvo a Alejandro. Sin embargo, su intención no es devolvérselo a Maritza, sino ocultarlo donde ni la psiquiatra ni el malvado Julio puedan hacerle daño. El lugar elegido será la casa de Luz Clarita, que se ofrece encantada a cuidar del niño.

Durante el juicio a Magdalena finalmente se demuestra su culpabilidad en el asesinato de Leonardo de la Peña y es sentenciada a treinta años de cárcel. Además, el juez añade algún tiempo más de condena por el cargo de secuestro. “¡Pasaré toda mi vida encerrada! ¡No pueden hacerme esto!”, solloza la mujer.

El malvado Montaño intenta manipular nuevamente a Maritza, pero esta vez la psiquiatra se mantiene firme y le dice que lo entregará a las autoridades si no se aleja. Él accede a marcharse no sin antes amenazarla.